Lolita Lebrón, ejemplo de mujer rebelde

Por: Hernando Franco D’Laytz

Durante mi infancia, en la primera mitad de los años 50, en Barranquilla, en una casa modesta de trabajadores, situada en el Barrio Abajo, calle Murillo entre Olaya Herrera y Aduana, ciertos temas llenaban el espacio cultural familiar. Uno de ellos era escuchar las emisoras cubanas que transmitían para el Caribe, la CMQ y la novela de Felix B. Caignet , El derecho de nacer, otras, los partidos de beisbol de la liga profesional cubana, Matanzas, Marianao, Camaguey, Almendares…, músicas ritmadas con el golpe de clave del tres más dos del son cubano, el trío Matamoros, Bola de Nieve, Benny Moré, Machín, las orquestas Siboney y Aragón. Mi padre con frecuencia hablaba de Cubita la Bella.

Igualmente seguíamos de cerca los partidos de beisbol de los Dodgers de Brooklin, primer equipo de Grandes Ligas que permitió que alineara en sus filas un jugador negro, Jackie Robinson. Y también llorábamos por Puerto Rico, ala que cayó al mar, que no pudo volar, como canta Pablo Milanes. El hecho de que Puerto Rico no fuera independiente era tema que entristecía el ambiente de mi casa. Sonaba el Lamento Borincano en voz de Daniel Santos y se nos cerraba el corazón.

Es así que siempre he seguido y me he solidarizado con las luchas del pueblo de Puerto Rico. He admirado sus héroes populares, Roberto Clemente, Ismael Rivera, sus músicos, Roy Brown, Tony Croato y sobretodo los grandes luchadores por la independencia, Pedro Albizú Campos, Lolita Lebrón, Filiberto Ojeda Rios y todos sus macheteros. Y mi corazón, junto con el de mis hijos, estuvieron al lado del pueblo de Vieques en su lucha contra la base de marines yanki.

Quisiera con esta nota rendir homenaje a Lolita Lebrón, cuyo espíritu fuerte sencillo y rebelde ha trascendido hasta hoy y es ejemplo para las mujeres rebeldes latinoamericanas.


Viva Puerto Rico!, gritó Lolita Lebrón al tiempo que ondeaba una bandera puertorriqueña y hacia disparos frente el Capitolio de Washington.

Era la primera vez en la historia que se atacaba una institución estadounidense en su suelo. Esta mujer era una miembro activa del Partido Nacionalista de Puerto Rico, al que ingresó en 1947.

Admiradora y seguidora de las doctrinas de Pedro Albizu Campos, la luchadora, al igual que sus compañeros de fila, entendieron que la constitución del Estado Libre Asociado para su país era sencillamente una burla.

El 1 de marzo de 1954, comanda el grupo de asalto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Tenía 34 años. En la gesta participaron además Rafael Cancel Miranda, Irving Torres y Andrés Figueroa Cordero. Pagó un alto precio por su valentía: más de 25 años en la prisión.

Lolita y sus compañeros de lucha fueron sentenciados por intento de asesinato y otros delitos, por consiguiente, sentenciados a morir. El Presidente Truman conmutó la sentencia de muerte por cadena perpetua.

En su arresto, Lolita gritó: ¡No vine a matar a nadie, vine a morir por Puerto Rico!

Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda y Andrés Figueroa Cordero tras su ataque al Congreso de los Estados Unidos, 1 de marzo de 1954. La policía de DC arrestó a Irvin Flores, el cuarto nacionalista, más tarde ese día en Union Station. Biblioteca del Congreso

Su heroica gesta ponía en alto la dignidad del pueblo boricua ante la consagración por la Asamblea General de la ONU del estado libre asociado de Puerto Rico, patraña organizada por voluntad y presión de Estados Unidos.

Con ello se validó todo el andamiaje colonial montado en la Isla a partir de su conquista por la fuerza de las armas estadounidenses en 1898. De un solo golpe, se quiso enterrar para siempre el derecho del pueblo de Puerto Rico a su autodeterminación e independencia.

En 1979, después de 25 años de cárcel, bajo la intensa presión que ejercía la comunidad internacional, el presidente Jimmy Carter concedió el indulto a Lebrón y a otros compatriotas.

A su regreso a la isla, Lolita fue bienvenida y recibida por varios grupos independentistas como una heroína. Continuó activa en la causa de la independencia.

En el año 2001 fue arrestada otra vez por federales bajo la acusación de “desobediencia civil” en la zona restringida de Vieques. ¿La condena? Sesenta días de cárcel.

Lolita se caracterizó siempre por portar un ideal revolucionario del más alto contenido ético. La líder nacionalista  falleció el 1 de agosto de 2010, en San Juan.

Esta figura prominente en el enérgico movimiento independentista en Puerto Rico, trasciende en el tiempo y permanecerá sin duda en la memoria de los pueblos de la Patria Grande.

Por: Hernando Franco D’Laytz / La Loma del Tamarindo