Socialismo, ideas socialistas, son palabras que se usan principalmente desde el establecimiento (me refiero al establecimiento como el grupo de poder o el poder establecido o la clase dominante, el sistema o la élite que detenta el poder) por muchas personas para sembrar temor y justificar el sistema actual y mantenerse en el poder; son utilizadas indiscriminadamente con estos fines por los privilegiados y las privilegiadas del modelo dominante o por ignorantes de las ideas políticas.
La convivencia de los seres humanos en sociedades está generada por la necesidad de protección, de mejoramiento colectivo y el de sus miembros. En primer lugar, su objetivo de vivir en sociedades es el de encontrar la satisfacción de las necesidades materiales hoy reconocidas como derechos fundamentales y puedo referirme también a derechos sociales y culturales. De manera más pragmática puedo decir que se vive en sociedad para la satisfacción de la necesidad de alimentación y la nutrición, de acceder a la educación, a una vivienda y a la salud, como aspiraciones mínimas de todo ser humano. Es decir que muchos de los anhelos del ser humano como ser social por excelencia, parten del reconocimiento que para subsistir y para mejorar sus condiciones de vida se debe vivir en sociedad o, dicho de otra manera, vivir en asociamientos libres de seres humanos por sus afinidades o por la necesidad común de satisfacer necesidades fundamentales. Estas necesidades aumentan y se amplían a requerimientos más complejos como lo son las libertades de pensamiento, de consciencia, de expresión y de asociación.
En esta lógica, pregunto si el modelo de sociedad actual, es decir el neoliberal o capitalista ¿resuelve estas necesidades? o si tal vez, por el contrario, ¿niega los derechos universalmente reconocidos como fundamentales y hoy los vuelve inalcanzables para miles de millones de seres vivos en todo el planeta?
Miremos algunos elementos de lo que ha constituido la base de diferentes modelos de sociedad que se han tenido que transformar para responder a nuevas y más complejas necesidades, estos cambios que se producen de manera dialéctica y que por consiguiente me permiten afirmar que términos como el de desarrollo no están relacionados necesariamente a mejoramiento social. Rápidamente enunciaré sociedades con los modelos de producción que han marcado a la humanidad, comenzaré por ese sistema de organización colectiva que se constituía para protegerse de otros animales, para proteger sus hijas e hijos y ancianas o ancianos (proteger los más débiles), para protegerse del clima y para alimentarse, ese modelo conocido como el comunismo primitivo, modelo que fue generando acumulación y dominación de los más fuertes y cambiando a un modelo esclavista que permitió la existencia de élites privilegiadas sobre grupos humanos sometidos y desposeídos; el proceso de cambio desigual en el mundo, permitió el surgimiento del modelo feudal sin esclavos pero sin ninguna igualdad entre los seres humanos, este sistema se comienza a fisurar profundamente con el surgimiento de urbes y el intercambio económico, social y cultural, así de manera abrupta se desmorona con hechos de impacto mundial como la revolución francesa, generadora de mucho de lo hoy existente, en el modelo económico y de gubernancia, no sin generar casi en simultaneo la irrupción de nuevas fuerzas sociales que contestaron casi desde sus inicios el profundo individualismo del modelo de acumulación y de concentración de riquezas base de la desigualdad social. Aprovecho y escribo algunas líneas para referirme en este caso a la comuna de Paris, que este 2021 conmemoró 150 años y que dejó sembrado en medio de la brutalidad del nuevo régimen político y del nuevo modelo económico, el deseo, la esperanza y las bases de nuevas teorías científicas para entender la sociedad y promover cambios generadores de bienestar común. Este recuento nos trae al día de hoy el modelo vigente pero contradictoriamente caduco que hoy impera en nuestra humanidad, con un elevadísimo costo social y ambiental.
Siguiendo mis argumentaciones, me permito afirmar que en las sociedades para mantener el modelo económico existe el sistema político; es decir que el poder económico es el objetivo deseado y que para adquirirlo y controlarlo está el poder político, es por esa vía que los modelos sociales y económicos se imponen. Aquí deseo recordar cómo el hoy omnipresente neoliberalismo, fue puesto a prueba en un laboratorio humano en Chile, país que venia de ver una luz de esperanza y de cambio profundo con el triunfo del médico Salvador Allende; pero que fue acallado rápidamente por orden del gobierno de Estados Unidos quien aprovechó el momento para que su impuesta dictadura de un asesino garantizara experimentar el capitalismo a ultranza, es decir el neoliberalismo. Esa teoría ingeniada por los muchachos de la universidad de Chicago, con Milton Friedman a la cabeza como su más insigne teórico.
Encontramos en todas las sociedades contradicciones y luchas por transformarse, por mejorar, por resolver las necesidades comunes y colectivas; muchas de estas luchas han sido muy violentas y con resultados en no pocas ocasiones muy lejanos a los esperados, eso no niega el carácter dinámico y transformador del humano como motor social.
En el mundo actual podemos tomar como referentes modelos que se acercan a sociedades con garantías realmente importantes para sus habitantes, que se plantean como premisa mi argumento de base, es decir la resolución de las necesidades básicas de sus asociados, que generalmente son materiales, pero no exclusivamente como ya lo he reseñado. Me refiero a Europa, particularmente esa Europa de los países nórdicos y también esa Europa víctima del nazismo que después de derrotar militarmente y políticamente al nazismo y al fascismo, se reconstruye sobre la base de garantías y libertades construyendo democracias bastante avanzadas para un modelo capitalista.
El que las luchas de pueblos hayan logrado en estos países conquistar y construir sociedades con derechos y garantías sociales colectivas e individuales generalizadas no las hace sociedades socialistas, el carácter de socialista está determinado por el tipo de estado, es decir por el modelo económico y la clase social que domina. Por ejemplo Francia o Noruega, por muchos derechos que existan para sus habitantes no dejan de ser país capitalistas con gran acumulación y concentración de riqueza y con niveles de pobreza y de exclusión, ese modelo de conquistas sociales lo logran los trabajadores y trabajadoras con enormes luchas y sacrificios, estos avances significan distribución de una parte de la riqueza ambicionada por los dueños de los medios de producción y de los medios de cambio, hoy principalmente es el capital financiero multinacional; ese modelo de disminución de los niveles de pobreza expresaron también una propuesta política, llamada social-democracia que gobierna una gran parte de la Europa de la segunda postguerra. Ese proyecto político se agota en pocos años, pues no cuestiona ni transforma el modo de producción y por el contrario lo defiende, hoy es solo un grupo político que araña migajas del neoliberalismo en el poder.
Es de allí donde hago la explicación del socialismo como un modelo de aspiración hacia donde ir, un modelo de transformaciones profundas sobre lo existente que muestra su agotamiento, no solo porque no resuelve las necesidades más urgentes del planeta y sus habitantes, sino que se ha convertido en su verdugo implacable. La humanidad no ha conocido hasta el día de hoy el socialismo, hemos conocidos modelos sociales, hemos conocido partidos socialistas, teorías socialistas, economías estatizadas y hasta barbaries cometidas en nombre de un socialismo, pero no una sociedad socialista. Me permito postular algunas ideas socialistas, algunas propuestas socialistas, pero sobre todo la invitación es a crear un modelo de cambio profundo que le dé espacio protagónico a todos los sistemas vivos y a los sistemas colectivos de defensa de bienestar, más allá de lo individual.
El socialismo podrá ser solo sobre la base de una profundización de la democracia, recordando a José Saramago «nunca habrá demasiada democracia»; pero no una democracia formal, no una representativa, sino aquella donde cada ciudadana y cada ciudadano es parte activa y fuerza de cambio, porque una democracia no es solo ir a las urnas de tiempo en tiempo; no esa democracia representativa, que hoy solo da apatía y abstención electoral. Socialismo es la profundización de las libertades individuales y colectivas, las garantías materiales de solución a las necesidades básicas. Desarrollo y garantías para toda iniciativa generadora de bienestar social, arte, cultura o economía. La planificación de las economías en las sociedades basadas en la satisfacción de necesidades locales y regionales, esto va de la mano con el final de las fronteras arbitrarias e innecesarias.
Gobiernos de participación directa de la ciudadanía, desde lo local, rotación obligatoria de cargos de elección popular, no reelección y garantías de libre asociación para la participación y la protesta.
Ese modelo socialista que permita hacer realidad el fin de la no explotación del hombre por el hombre; que haga real el cuidado y el respeto por el planeta y todas sus especies.
Estados basados en la propiedad colectiva del bien público al servicio de la gente, con el manejo democrático de áreas estratégicas para el funcionamiento como el transporte público, la educación como un derecho, acceso a la salud no como mercancía y que privilegie la prevención a la curación; protección y defensa del medio ambiente y garantías de propiedad pública de playas y parques naturales, empresas estatales con coadministración ciudadana, que impida cualquier asomo de corrupción.
Una justicia reparativa en lugar de una justicia punitiva; modelos educativos no competitivos, basados en el encuentro de saberes y en la transmisión del conocimiento popular y ancestral. Esas son algunas de las metas, esas son algunas de las utopías que nos invitan a avanzar tal como lo dijo el gran Eduardo Galeano, y a cambiar, agregaría yo muy modestamente.
Algunas personas podrán afirmar que las propuestas socialistas ya son muy pasadas de moda, y yo estoy convencido de todo lo contrario, en especial por que la humanidad no ha podido hacer de este planeta el verdadero paraíso para el disfrute y el respeto de la vida; urge entonces crear propuestas ambiciosas de transformación para el bienestar y para el buen vivir en armonía con el medio ambiente, los modelos hasta ahora conocidos nos tienen en el más catastrófico momento de destrucción.
Gustavo Rojas
Profesor y facilitador de procesos sociales.