“En este cabildo se realizó un ejercicio de soberanía popular desde el exterior. Somos parte del pueblo colombiano y tenemos derecho a participar en las decisiones que afectan nuestro presente y futuro.”
El pasado 17 de mayo, se celebró el primer Cabildo Abierto de colombianas y colombianos en el París, un ejercicio de participación ciudadana convocado en respuesta al llamado del presidente Gustavo Petro. En un ambiente de deliberación colectiva, crítica anticolonial y política, más de ciento cincuenta personas se dieron cita para ratificar su apoyo a las reformas sociales bloqueadas por el Congreso colombiano y para proponer un mandato popular con la comunidad colombiana migrante.
El Cabildo Abierto se configura como un mecanismo fundamental para ejercer la participación política directa en momentos de bloqueo institucional, cuando los canales formales del Congreso limitan la voluntad popular. Este espacio surge como herramienta para que la ciudadanía —incluidos los colombianos y colombianas en el exterior— pueda deliberar, construir mandatos y avanzar en la agenda social desde la base.
Representa una manifestación del poder constituyente originario y la soberanía popular, fortaleciendo la democracia deliberativa y la incidencia desde los territorios, tanto dentro como fuera de Colombia.
La diáspora como sujeto político
Este cabildo no fue solo un acto simbólico: fue una afirmación política de la diáspora como sujeto constituyente. Lejos de ser una ciudadanía ausente o remitente pasiva de divisas, los y las colombianas en Francia se mostraron como protagonistas de la transformación democrática que se libra en Colombia.
Durante la jornada, Carolina Corcho, médica psiquiatra y exministra de Salud, ofreció un análisis profundo de la coyuntura política. Denunció el sabotaje legislativo de las élites contra las reformas sociales y llamó a construir un poder popular transnacional capaz de sostener un nuevo proyecto de nación. “Somos 60 millones de colombianos: 50 dentro del país, y al menos 10 millones en el exterior. No podemos seguir siendo invisibles”, afirmó.
Reforma laboral: dignificación del trabajo y consulta popular como mandato
Durante el Cabildo se analizó el contexto del hundimiento de la reforma laboral en el Congreso de la República, bloqueada por mayorías legislativas que responden a intereses empresariales y tradicionales. Se recordó que esta reforma busca restituir derechos básicos como la estabilidad laboral, la remuneración justa por el trabajo nocturno y dominical, el fortalecimiento de los sindicatos y la erradicación de formas precarias de contratación como la tercerización y el trabajo por prestación de servicios.
Las y los participantes expresaron que esta reforma no era una concesión del gobierno sino una exigencia histórica de los trabajadores y trabajadoras de Colombia. En este sentido, el archivo de la reforma por parte del Congreso fue interpretado como una negación del mandato popular expresado en las urnas y un desconocimiento del rol de la clase trabajadora en la construcción de una sociedad más justa.
El Cabildo concluyó con la firma de un acta respaldada por más de 100 asistentes, que será enviada al Consulado de Colombia en París, a la Embajada y a organismos institucionales en Colombia. Este documento no es una declaración retórica: es un mandato popular, que exige que la voz del pueblo colombiano, esté donde esté, sea escuchada.

Mandatos desde abajo: justicia, soberanía y vida digna
El acta del Cabildo recogió los principales temas debatidos, entre ellos: la reforma laboral como derecho y no como favor; la necesidad de representación política real para la diáspora; la reindustrialización con justicia social; y la recuperación del conocimiento migrante como herramienta para el desarrollo. No obstante, los y las participantes elevaron también otros mandatos que reflejan con fuerza la urgencia del cambio estructural:
1. Migración y reorganización geopolítica
Se enfatizó que el fenómeno migratorio debe abordarse como prioridad nacional. Colombia debe adoptar una posición crítica frente a las relaciones neocoloniales, y abogar por un nuevo pacto de cooperación internacional, comercio justo y justicia redistributiva. Se reclamó una política migratoria integral con enfoque de derechos.
2. Justicia climática y soberanía alimentaria
Se abordó la crisis climática como un problema estructural global. Se destacó el rol de los movimientos campesinos, como La Vía Campesina, y la necesidad de políticas públicas que garanticen soberanía alimentaria y una transición energética justa.
3. Reforma política y lucha contra la corrupción
Se exigió una reforma política profunda que elimine la financiación privada de campañas, garantice la financiación pública equitativa y enfrente la cooptación del Estado por élites, mafias y contratistas.
4. Representación política para la diáspora
Se propuso la creación de una circunscripción territorial para los colombianos en el exterior, como forma de representación política directa y diferenciada, con base en sus realidades migratorias.
5. Juventudes, Primera Línea y derechos humanos
Se exigió la libertad de los jóvenes de la Primera Línea aún detenidos. Se solicitó claridad jurídica y la aplicación de la Ley 77 de 1989 para cesar procesos y conceder indultos. También se pidió la creación de una Comisión de la Verdad sobre el estallido social.
6. Soberanía y bases militares extranjeras
Se reiteró el rechazo a las bases militares extranjeras en Colombia y se exigió una política exterior soberana, pacifista y anticolonial.
7. Reforma agraria integral y función social de la tierra
Se defendió la expropiación con fines de utilidad pública como herramienta legal. Se denunció el sabotaje a la jurisdicción agraria y se exigió acceso a tres millones de hectáreas para el campesinado.
8. Reindustrialización, fuga de cerebros y retorno del conocimiento
Se planteó la necesidad de una política nacional de reindustrialización articulada con la diáspora técnica y científica, así como un programa estatal de retorno del conocimiento y un mapa de saberes de la diáspora.
9. Cultura, pedagogía y esperanza
Uno de los aspectos más vibrantes del encuentro fue la defensa de la cultura como herramienta de transformación. Artesanos, artistas y gestores culturales exigieron que la cultura no sea marginal en el proyecto de cambio, sino un eje central para construir una sociedad en paz con memoria. Se reafirmó la necesidad de promover una pedagogía política del cambio, que dispute sentidos, combata la desinformación y siembre conciencia colectiva.
Cada una de estas demandas fue respaldada por testimonios vivos y memorias en lucha. Desde el pedido de una Casa del Estudiante Colombiano en París, hasta la denuncia del abandono estatal a personas exiliadas por razones políticas, el cabildo fue una plataforma para visibilizar lo que históricamente se ha querido mantener en silencio: el costo humano de las políticas de exclusión y guerra interna.

Se reiteró que la propuesta de Consulta Popular impulsada por el presidente Gustavo Petro es una forma legítima y constitucional de devolver la voz al pueblo colombiano, para que sea este quien defina si quiere avanzar hacia un nuevo pacto social basado en el trabajo digno, decente y con garantías.
El Cabildo Abierto en París fue un acto de soberanía popular desde el exterior. Fue el eco de José Antonio Galán gritando “¡Ni un paso atrás!”, el murmullo de las ideas de la Revolución Francesa que cruzaron el Atlántico, y el poder de una diáspora que se niega a ser reducida a cifras de remesas.
Si la oligarquía bloquea el cambio desde los salones del Congreso, el pueblo lo empuja desde las plazas, los barrios… y desde las ciudades del mundo. El mensaje es claro: la historia no se detiene en las fronteras. Desde París, el pueblo colombiano sigue hablando.
Acta del Cabildo Abierto:
Acta-Cabildo-abierto-_-Paris-Francia-Version-2