América Latina y el Caribe: El auge de la cocaína y sus consecuencias desafían la estabilidad regional en 2024

Nueva investigación de InSight Crime «GameChangers 2023: La cocaína, entre el fogonazo y el estallido en 2024« revela un panorama sombrío en la lucha contra el crimen organizado en América Latina y el Caribe, con el narcotráfico de cocaína alcanzando niveles récord y generando preocupaciones sobre la estabilidad regional.

En la última investigación de InSight Crime, se alerta sobre el aumento sin precedentes en la producción y tráfico de cocaína en América Latina y el Caribe durante el año 2024. A pesar de la disminución de los precios de la coca en algunas zonas de Colombia, la sobreoferta no parece ser la principal causa. Más bien, las dinámicas del conflicto en las zonas de cultivo, la saturación de las rutas de contrabando y el rápido crecimiento del cultivo de coca son los factores clave que han desencadenado la caída de precios.

El acuerdo de paz de 2016 en Colombia, que llevó a la desmovilización de las FARC, desencadenó una nueva lucha por el control del tráfico de cocaína. Múltiples facciones, incluyendo grupos disidentes de las FARC, el ELN y las AGC, compiten por el dominio en las zonas que antes controlaban las FARC. Esta disputa se desarrolla mientras el gobierno de Colombia intenta negociar el fin de un conflicto civil de seis décadas.

Aunque la caída de precios pueda parecer un problema de sobreoferta, expertos como Candice Welsch de la ONUDD sugieren que es más una cuestión de confianza, ya que las reglas del juego no están bien definidas en un mercado sin controles hegemónicos. Esto crea incertidumbre entre los productores, que temen represalias al vender sus productos a grupos equivocados.

A medida que la cadena de suministro de cocaína alcanza niveles récord de cultivo, las incautaciones aumentan, pero no lo suficiente para frenar el crecimiento exponencial de la producción. La producción potencial de cocaína solo en Colombia ha aumentado en 600 toneladas desde 2018, alcanzando 1,738 toneladas en 2022, con un valor de al menos US$20,000 millones en los mercados mayoristas internacionales.

La lucha por el control del negocio se vuelve crucial, y se espera que, a pesar de las continuas tensiones y conflictos en ciertas partes de Colombia, se negocien nuevas líneas de frente y acuerdos de cooperación, permitiendo que el negocio de la cocaína florezca nuevamente.

La investigación también destaca el aumento del cultivo de coca en otros países, como Perú y Bolivia, donde el caos político está desplazando las estrategias antinarcóticos en la lista de prioridades gubernamentales.

La expansión del cultivo de coca fuera de los tradicionales Colombia, Perú y Bolivia es otro aspecto preocupante. Venezuela, Guatemala y Honduras están reproduciendo el sistema de producción de cocaína, creando plantaciones industriales. Esto plantea nuevos desafíos para la región, ya que la cocaína se convierte en un motor para el crimen organizado autóctono.

Las implicaciones para la estabilidad regional son profundas, con el aumento de los ingresos por cocaína alimentando la expansión de los cárteles, la corrupción de funcionarios, la penetración del Estado y la gobernanza criminal. América Latina y el Caribe ya es la región más violenta del mundo, y el aumento de la violencia es una preocupación inminente.

Mientras Europa toma medidas para enfrentar la amenaza del tráfico de cocaína, Estados Unidos parece haber perdido el enfoque, distraído por el fentanilo y la migración. La influencia estadounidense en la región disminuye, especialmente en naciones clave como Colombia y México.

La investigación de InSight Crime «GameChangers 2023: La cocaína, entre el fogonazo y el estallido en 2024» pinta un sombrío panorama para América Latina y el Caribe en 2024, con el auge del narcotráfico de cocaína amenazando la estabilidad regional y planteando preguntas cruciales sobre la capacidad de la región para hacer frente a esta creciente amenaza.

Fotografía: Mongabay