Foto: Consulado de Colombia en Madrid.
1. Desde el 2002 y durante 20 años han sido elegidos 5 “representantes” por la diáspora. Aunque desde 1961, data la primera ley de participación política (Senado) para los colombianos en el exterior que salieron en masa a partir del asesinato de Gaitán y la subsiguiente época de la violencia, liberal-conservadora. Posteriormente, la Constitución del 91, artículos 171 y 176, amplió estos derechos con las circunscripciones especiales (Cámara), que fueron reglamentadas 10 años después. Somos parte del grupo de 10 países, que, en el mundo, reconocen estos mínimos derechos de participación política a sus emigrantes o diásporas en pleno siglo XXI y con más de 80 millones de desplazados. (Acnur-2020)
Estos “ilustres” representantes, ¿Han hecho algo en favor de la dignificación de este pedazo de patria, de los derechos y necesidades, del sufrimiento y el dolor de estos millones de echados, desplazados, despreciados y ninguneados colombianos? NO. NADA. CATEGORICAMENTE NADA. Ningún cambio, ningún beneficio.
Ellos, han salido de las entrañas de la corrupción y la politiquería, de la mentira y la demagogia; de los partidos del régimen, narco-paramilitar, del uribato. Nadie los conoce, ni les reconoce.
2. Somos más o menos unos 10 millones de colombianos regados por el mundo desde 1960, vamos para la tercera generación. Estamos inscritos para poder ejercer el derecho al voto en el exterior un 1.400.000 personas. Votamos cada cuatro años unos 280.000 ciudadanos y la curul se ha obtenido con menos de 40.000 votos.
¿Qué pasa? ¿Porqué?
Abstencionismo, desafección política, desinterés, frustración, pereza, dificultades, ausencia de organización política, ignorancia, falta de tiempo y de estímulos, hay que currar…!!! Todas las anteriores, lo siguiente, otras razones: Cultura política, escaso trabajo social y político de base, ausencia de políticas públicas, de Estado y de gobierno.
3. Esa curul, ese derecho y proceso electoral, no le dicen nada a nadie. Nadie, le dice nada, a esos 10 millones de ciudadanos. Con el potencial de residentes en el exterior y una conciencia política progresista, podríamos ser la región, más grande, más próspera y más potente del país y tendríamos derecho a más de 25 curules en el Congreso de la República; podríamos elegir y controlar a nuestros cónsules y consulados de todo el mundo, podríamos incidir en la política exterior del país y todo el proceso de Acuerdos, Convenios y Tratados; tendríamos una vida más digna y más confortable en todos los países de acogida; podríamos incidir en la política interna colombiana, incluso, siendo determinantes en la elección presidencial. IMAGINEMOS EL PODER QUE SOMOS Y TENEMOS, EN NUESTRAS MANOS. ¡¡¡ES SORPRENDENTE!!!
4. Una curul… realmente es muy poco para incidir en políticas y decisiones, en cambios y posibilidades. Pero, si puede ser, un gran pretexto, un buen ejemplo y una buena herramienta, para empezar a hacer un trabajo de organización y de politización de la diáspora, pensando a mediano y largo plazo, pensando en equipos, pensando en proyectos estratégicos y permanentes, pensando en la humanidad y los grandes retos y desafíos; pensando en hacer grande, digna y próspera a Colombia y sus ciudadanos, pensando en construir y consolidar una era de paz, de justicia social, de democracia y de soberanía.
5. Hoy, la realidad es global y local simultáneamente; lo uno, incide en lo otro y a la inversa. Desde aquí, desde afuera, podemos aportar mucho a la transformación, social, política, económica y cultural de Colombia, de América Latina y del mundo, con otras visiones, saberes y herramientas… con la fuerza de las diásporas y todos sus contenidos, sobre todo con el tsunami que el neoliberalismo, el neofascismo y la emergencia climática, están ya produciendo.
Lo político y lo electoral es sólo una parte de todo el ejercicio, pero es fundamental para activar fuerzas y propósitos, para construir comunidades con sentido universal, regional y nacional, con espíritu de patria, con la sincronía de las identidades.
6. Incertidumbre, caos, pandemias, desastres climáticos y ambientales, narco-fascismos…son las palabras y las realidades, que definen actualmente al mundo…que definen a Colombia.
Sólo visiones y propuestas, como las que encarnan, COLOMBIA HUMANA Y GUSTAVO PETRO, junto a procesos unitarios, convergencias sociales y programáticas, movilizaciones de ciudadanías libres y multitudes podrían frenar el desastre y la hecatombe, podrían perfilar otros rumbos hacia la defensa de la vida, la paz, la humanidad y la tierra.
7. Un asunto menor, casi irrelevante, como luchar por ganar esta curul en el exterior (adicionalmente un senado y una candidatura a presidencia), podría convertirse en fuerza y potencia ciudadana por la salvación de nuestro país, multiplicando el grito en el mundo y llegando con el eco a Colombia:
Nos están matando.!!!
Tenemos derecho a la paz.!!!
Colombia es una dictadura.!!!
Queremos elecciones libres y limpias.!!!
Romperíamos el cerco informativo y mediático y obligaríamos a la comunidad internacional, a mirarnos de frente. Estoy seguro, que, con ese grito, ese eco y esos votos, ganaremos la curul y el derecho a ser la REGIÓN POLÍTICO- ADMINISTRATIVA, más potente e importante de Colombia.
8. Entonces, manos a la obra: Construyamos el espacio donde quepamos todos y todas. El corralito virtual, firmemos un pacto de unidad, político- programático, elijamos, en consulta abierta y con garantías a nuestros candidatos, elaboremos un programa, posible y viable, que sea fácilmente comprendido, diseñemos la campaña, de marzo a marzo y A GANAR EL CORAZÓN DE NUESTRA GENTE, con un mensaje de amor, paz y esperanza.
LA DIÁSPORA EXISTE. LA DIÁSPORA ES PAZ. LA DIÁSPORA ES PODER CIUDADANO.
José de Jesús Ramírez Vélez.
Exiliado político y Ciudadano del Mundo. Sabadell, Barcelona-España.