Al día siguiente de la posesión de Gustavo Petro al Palacio de Nariño, Aureliano Carbonell, del Comando Central del ELN e integrante de la delegación de paz nos dio esta entrevista desde Cuba. Vuelve a hablar de las razones que hicieron fracasar las precedentes tentativas de diálogo, de las expectativas y temores frente al nuevo gobierno, del narcotráfico y del deseo de ambas partes de reiniciar una mesa.
Guylaine Roujol: ¿Cuál es su reacción a las elecciones que tuvieron lugar en Colombia en 2022?
Aureliano Carbonell: En Colombia, sobre todo en los últimos 10 años, vienen acumulándose situaciones de crisis de régimen y un ascenso del descontento y de la movilización social, la que logró nuevos desarrollos y saltos en el estallido social que se presentó el año pasado entre el 28 de abril y la tercera semana de julio.
En este 2022, el descontento creciente y ese acumulado social y popular, se expresó en las elecciones presidenciales, con el triunfo de un gran conglomerado de centro izquierda, en cabeza de Gustavo Petro y Francia Marquez. Lo cual marca una situación inédita y especial. Por primera vez en más de 150 años, acceden a la presidencia fuerzas distintas a las de las clases dominantes, las que siempre han estado hegemónicamente en el poder de Estado.
GR: ¿A dónde ha ido esta clase dominante?
AC: En esta ocasión, si bien hay sectores oligárquicos en las fuerzas que llevaron a Petro a la Presidencia, ellas no son el núcleo dominante o hegemónico en el gobierno, aunque la oligarquía sigue conservando el poder económico, el control real de las fuerzas militares, los grandes medios, la rama judicial y mantienen una importante representación en el Congreso.
GR: ¿Qué puede pasar entonces con ellos?
AC:Es de prever que, bajo distintas formas y medios, buscarán neutralizar, paralizar o derrocar el nuevo gobierno, que asistiremos a fuertes y diversos pulsos y a una intensa lucha ideológica, la que se expresara de muy distintas formas, de manera muy soterrada a veces, otras en formas más abiertas.
GR: ¿Y al respecto de la paz?
AC: En lo referente a la paz y al proceso de diálogo, también hay una nueva situación, siendo en el momento muy difícil prever su desenlace, así como es complejo precisar desde ya que tanto de sus promesas va a lograr el nuevo gobierno, qué tanto dará la correlación de fuerzas para sacar adelante lo que se tiene proyectado.
Lo que sí es claro hoy es que se reiniciarán las conversaciones y la mesa. El nuevo gobierno que se posesionó el 7 de agosto ha expresado públicamente que retomarán las conversaciones con el ELN, de parte nuestra también hemos expresado nuestra disposición a ello, saludando la nueva situación que hay en el país.
GR: Hubo un intento de diálogos entre el ELN y el gobierno colombiano en Quito en 2017, ¿qué pasó entonces?
AC: Cuando el gobierno de Juan Manuel Santos, acordamos una agenda, el primer punto de la misma era la participación de la sociedad en el proceso de diálogos y paz, acordamos igualmente un grupo de 6 países garantes y otro de 5 acompañantes, sedes rotativas de la mesa, funcionamiento de la misma, diversos protocolos y otras cuestiones más.
En octubre del mismo año pactamos un primer cese bilateral al fuego de 101 días, de carácter nacional, en el que la ONU y la Iglesia conformaron conjuntamente con el gobierno y el ELN, un mecanismo de veeduría y verificación.
Por esos meses realizamos en el país, en la ciudad de Bogotá, con la presencia de integrantesde las dos delegaciones y de los países garantes y acompañantes, las llamadas “audiencias preparatorias”, en las que la mesa consultaba a las distintas expresiones de la sociedad, sobre la forma y los mecanismos en que consideraban habría que darse la participación de la sociedad y los alcances de la misma.
GR: ¿La participación de la sociedad a los diálogos?
AC: Este es un componente vital en el proceso de diálogos y solución política con el ELN. Los caminos de paz, los sustentos de la misma, no se resuelven sólo con los diálogos y los acuerdos entre el gobierno y la guerrilla, en tanto las dificultades están en la sociedad misma, se originan allí y ella es la que, en últimas, en su heterogeneidad, resuelve sus problemas y traza los derroteros.
En las salidas a un conflicto social y político, de intereses y proyectos de nación diferentes, en el que está inmersa la insurgencia, tiene que participar la sociedad y en especial, dado el carácter del conflicto, los de abajo, los excluidos, los que no han tenido voz en los destinos reales del país, ello es definitivo en la construcción de nuevas realidades y las salidas de paz.
El ELN hace parte de los sectores inconformes, de las mayorías excluidas, de quienes aspiran a la justicia social, a la participación, a una sociedad más equilibrada, menos desigual. Pero no somos todo. No agotamos esa realidad. Somos el producto del conflicto sociopolítico, más no la sociedad o el pueblo mismo. Por eso pensamos que la voz de esas mayorías y sus exigencias hace parte sustancial del proceso, de las salidas, de la construcción de las nuevas realidades y la paz misma.
GR: ¿Hubo diálogos con la base del ELN en las distintas regiones?
AC: Se desarrollaron visitas de información y pedagogía de la delegación del ELN, a varias de las estructuras de la organización en distintas regiones del país y se exploraron acuerdos para avanzar en tareas de desminado y de alivios humanitarios para algunas regiones del país.
GR: Los intentos de diálogos para lograr un proceso de paz entre el ELN y el gobierno colombiano son numerosos a lo largo de la historia de este movimiento, sin haber ido realmente más allá de la primera etapa de un preacuerdo firmado.
Por qué razones?
AC: Las clases dominantes en Colombia no cumplen lo que firman, actúan con perfidia, tal como se ha vuelto a reiterar la negación e incumplimiento del gobierno de Duque en relación a los acuerdos firmados por las Farc a fines del 2016.
La Mesa funcionó desde febrero del 2017 hasta el cambio de gobierno en agosto del 2018, sale Santos y entra a la Presidencia Iván Duque, candidato del Centro Democrático, el partido del expresidente Uribe, quien no le da continuidad al proceso, desconoce lo que se había pactado y que venía del gobierno anterior, incumple los protocolos firmados ante garantes internacionales, le exige a Cuba entregar los miembros de la Delegación que se encontraban en su territorio, dado que era allí donde se estaba desarrollando la Mesa.
GR: ¿Cuál fue su posición durante estos cuatros años?
AC: En estos 4 años el ELN expresó públicamente su disponibilidad para darle continuidad al proceso en los términos ya pactados con el gobierno anterior. Duque siempre se negó a ello, desconociendo lo firmado por el estado en cabeza del gobierno anterior, colocando precondiciones unilaterales, exigiendo la extradición y entrega de la delegación a las autoridades colombianas, causándole grave daño a Cuba al incitar a los Estados Unidos para que la declarase como país colaborador del terrorismo, como efectivamente lo hizo.
GR: ¿Así que no paso absolutamente nada?
AC: En todo el tiempo de Duque tuvimos un nexo en diferido a través de la Comisión de verificación de la ONU y la iglesia como delegada del Vaticano y de la Conferencia episcopal. En estos 48 meses prestaron sus buenos oficios, fueron vínculo indirecto con el gobierno, con ellos realizamos 6 reuniones, al final de las mismas, hacíamos una especie de acto protocolario en el que estaban también Cuba y Noruega, entregándose un informe de lo trabajado, de las gestiones realizadas y de las que vendrían.
GR: ¿Y ahora?
AC: Con el nuevo gobierno, en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez, se retomará el proceso de diálogos y paz.
Ellos han expresado su disposición para continuar el proceso, reconocer lo que venía con Santos y cumplir con los protocolos que desconoció Duque, el ELN también ha manifestado su voluntad para reinstalar los diálogos y avanzar hacia la paz y los cambios.
GR: ¿Las condiciones actuales permiten tener más esperanza de que se llevan al cabo?
AC: Sabemos que al desarrollo de un verdadero proceso de paz, al igual que a todo lo de este nuevo gobierno, se opondrán la mayoría de los sectores oligárquicos que dominaban el gobierno anterior, que al igual que a lo que se ha dado en otras experiencias de América Latina (Cuba, Jacobo Arbens en Guatemala en los años 50, Brasil, Allende, Chávez, Lula, Correa, Lula y otros, tratarán de neutralizar todo intento de cambio o de derrocar el nuevo gobierno. Pero hay una fuerza de pueblo, tal como se vio el año pasado, que está por los cambios y dispuesto a luchar por su futuro. Las cosas no serán fáciles. Somos optimistas. Colombia se ha decidido a cambiar y nosotros, junto con muchos otros, estamos ahí.
GR: ¿Qué objetivo tenía el atentado contra la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá que hizo 22 muertos 17 de enero de 2019?
AC: Esa es una instalación militar. Allí funcionan varias dependencias, actividades y cuerpos de la policía, la que en Colombia, a diferencia de muchos otros países, es una fuerza militarizada, adscrita al Ministerio de Defensa, al igual que el Ejército, con el mismo armamento de este, esas instalaciones funcionan con todas las reglas de una guarnición militar. Cuando se termina la Escuela de las Américas, allí se realizan los cursos de contrainteligencia para distintos países del continente, por eso aparecieron varios extranjeros en la lista de lesionados
En esos meses desarrollaban una fuerte ofensiva contra nuestras fuerzas en varias regiones del país, necesitábamos actuar en su retaguardia para obligarlos a mover fuerzas y variar su atención.
GR: ¿Nos podría decir más sobre estas ofensivas del Ejército?
AC: Las fuerzas militares en Colombia atacan indiscriminadamente cualquier sitio o lugar en el que se encuentran las unidades guerrilleras, lo asaltan con tropas en tierra, helicópteros, fuerza área y bombardeos, sueltan bombas de 500 libras, afectando todo lo que este allí; adultos, mujeres, niños, combatientes, no combatientes, animales, la bomba no se fija a quien o a que le va a caer. En la mayoría de las veces los bombardeos son en la noche, cuando la gente está durmiendo. Mueren todos los que están en el sitio, sean o no guerrilleros, estén sanos o enfermos, armados o sin armas, en espacios de instrucción o en otras actividades.
Son hechos de guerra que se resaltan, distorsionan y dimensionan desequilibradamente los medios cuando son nuestros, pero que se silencian o minimizan cuando son de ellos. En este último caso muestran las bolsas donde están los cadáveres y hablan de “forajidos dados de baja”, sean viejos, adultos, jóvenes, niños, visitantes civiles o personal que esta en actividades formativas.
GR: ¿Cuál podría ser el papel de la Iglesia?
AC: Valoramos positivamente el papel de la comunidad internacional y la iglesia. Eso se desprende de la propia experiencia.
Le comenté que en el mecanismo de veeduría para el cese bilateral al fuego, participaron la ONU y la Iglesia.
GR: ¿Cuales países mostraron interés por acompañarlos en el proceso de paz en el mundo y en Europa?
AC: En la Mesa con Santos actuaron como garantes Noruega, Cuba, Venezuela, Brasil, Chile y Ecuador. Como países acompañantes Alemania, Suiza, Suecia, Italia y Holanda.
La Mesa estaba sesionando en Cuba cuando cambia el gobierno, allí estaba nuestra delegación. Duque le da la espalda al proceso, desconoce los protocolos, recurre a la INTERPOL, saca circulares rojas, le exige a Cuba la entrega de la Delegación. Esta mantiene su compromiso y su papel como país garante y sede, motivo por el cual el gobierno colombiano junto con los Estados Unidos le causan gran daño.
Noruega también honró siempre su papel de garante, defendió los protocolos a costa de la indisposición del gobierno colombiano, todos estos años trabajó silenciosa pero abnegadamente por el restablecimiento del proceso de paz y el respeto a los protocolos.
GR: ¿Y los países acompañantes?
AC: Los países acompañantes sobre todo al principio intentaron ayudar y se mantuvo una relación. Pero el gobierno colombiano presionó para que estos se hiciesen a un lado y dejasen de actuar como países acompañantes, en tanto que para él, el proceso ya no existía.
Según lo que conocemos el nuevo gobierno valora positivamente el papel de la comunidad internacional, del Vaticano y la Iglesia, el ELN también, por tanto su contribución a las nuevas perspectivas de paz, serán más activas y de gran valor.
GR: ¿Qué cambia el nombramiento de Danilo Rueda como comisionado de la paz? ¿Qué opinan de la nominación como canciller de Álvaro Leyva Duran que participó en varios diálogos de paz? ¿Tienen el contacto establecido con él?
AC: Cambia mucho. Compare el nuevo Comisionado de paz con Miguel Ceballos, que fue el de Duque la mayor parte del tiempo, o a Martha Lucia Ramírez, como canciller con Leyva o a la misma como vicepresidenta con Francia.
Son nuevas realidades, nuevos momentos de país, si bien es de esperar que el nuevo gobierno y sus intentos de paz, tengan una férrea oposición de los grandes poderes que por siempre han dominado en Colombia.
GR: ¿Qué sentido habría de seguir la lucha armada con el gobierno que hay ahora en Colombia y que pretende luchar en contra de la desigualdad?
AC: Esas son las promesas y las pretensiones. Para contribuir a ello, desde el ELN aportaremos todo lo que esté a nuestro alcance. Somos parte de ese torrente de país y de colombianos que quieren cambios, que han luchado por ellos y que seguirán bregando por los mismos.
La situación que viene es promisoria, pero muy compleja, será de luchas, de tensiones y de sismos, entre lo que trata de abrirse paso, entre lo nuevo y lo que está establecido, lo que siempre ha estado. Las fuerzas contrarias al cambio, que pugnan porque todo siga siendo igual, son muy poderosas. El nuevo gobierno tiene el Ejecutivo, tiene un poder parcial. Pero otros muchos y poderosos poderes siguen en manos de las clases dominantes. Están los Estados Unidos, para no ir tan lejos recuerde cuando Allende hace 50 años, Chavez en este siglo, Zelaya en Honduras, los forcejeos en Bolivia, etc.
GR: ¿En qué sentido son muy poderosas estas “fuerzas contrarias al cambio”?
AC: La oligarquía conserva el poder económico, maneja los grandes medios, mantiene el aparato judicial, en el legislativo, para lograr gobernabilidad le ha tocado al Pacto histórico hacer alianzas que enredarán muchas decisiones, están las fuerzas militares, las que siguen controladas en su pensamiento, su cultura y su tradición por el viejo país.
El nuevo gobierno entra con la presencia del paramilitarismo, fortalecido en el gobierno de Duque, un fenómeno alimentado de tiempo atrás por la política contrainsurgente de los Estados Unidos y la oligarquía colombiana.
Está pendiente el gravé problema del narcotráfico, su poder, su inserción en la clase dominante, en las fuerzas militares y en el Estado mismo.
La emergencia de lo nuevo se enfrenta a los reales poderes de lo viejo, habrá duros pulsos e intensos temblores, lo que sigue, será de grandes tensiones.
GR: ¿Y después?
AC: Este gobierno está para un periodo de 4 años, no está garantizado desde ya que los gobiernos que vienen tengan los mismos propósitos. Sera el curso de los acontecimientos, de la realidad misma la que incidirá en nuestros parámetros y líneas de acción. Lo concreto ahora es que vamos a empujar con mucho entusiasmo hacia la paz y hacia un nuevo país.
GR: InSight Crime los presenta como una organización criminal que se disputa tanto en Colombia como en Venezuela “todas las principales economías criminales”, en especial la minería ilegal de oro y el tráfico de drogas. Un pacto de paz supondría dejar esta economía detrás…
AC: Una organización insurgente, una fuerza armada revolucionaria, un estado embrionario, un poder popular en construcción que busca los cambios sociales, la soberanía, el poder para las mayorías, necesita fondos al igual que el Estado y el poder dominante.
Es legítimo que se proponga conseguirlos, al igual que lo hace el estado que enfrenta y que busca desplazar. Eso es lo central, lo equilibrado en un análisis que examine los conflictos socio políticos, la lucha insurgente y la guerra revolucionaria.
EL ELN es un poder, hace parte del nuevo poder en construcción que pugna por imponerse frente al poder oligárquico e imperialista, recurre al igual que lo hace el Estado al que enfrentamos, a la impuestación (sic) y a la obtención de recursos.
Impuestamos a las multinacionales, a los ricos y a diversas formas de actividad económica. Recurrimos a expropiaciones, por ejemplo, al asalto a entidades bancarias, al transporte de valores y de mercancías.
También acudimos a inversiones rentables, pero obviamente enteramente secretas, nuestras unidades tienen jornadas de producción, la militancia genera actividades de financiación y otras muchas formas más que empleamos para conseguir los recursoa que financian la lucha y unos propósitos altruistas.
Nada de lo que se consigue es de apropiación individual, ni para enriquecimiento personal. Todos son fondos colectivos y financian la lucha.
GR: ¿Y al respecto del narcotráfico?
AC: En el caso del narcotráfico, por mandato de nuestros congresos y lo establecido en los estatutos, tenemos lo que se llama “deslinde categórico con el narcotráfico”, lo que obliga a no participar en la comercialización, el procesamiento, la distribución, la comercialización de insumos, etc, es decir en ninguna de las fases o momentos del negocio.
En las zonas que estamos y hay cultivos, que son el mecanismo de subsistencia de los campesinos, cobramos un impuesto a los compradores, al igual que impuestamos otras actividades económicas rentables, sean del campo o de la ciudad.
Para examinar la veracidad de lo que decimos, hemos propuesto al Departamento de Estado, a la fiscalía estadunidense y al gobierno colombiano, que conformemos una comisión internacional que tendría las garantías para ingresar a nuestras zonas de influencia y desarrollar las investigaciones pertinentes.
Lo anterior se ha expresado abiertamente, primero en una carta pública del 9 de octubre de 2020, dirigida al Departamento de Estado, la Fiscalía Federal de los EEUU y al Gobierno colombiano y en otra que resume la anterior del 3 de abril de 2021 a la Comisión Global de Política de Drogas, la que le anexo.
GR: ¿Están en favor o en contra de la legalización?
AC: Allí también expresamos nuestra propuesta para enfrentar el fenómeno del narcotráfico, un problema que ha incidido de manera determinante en el país, planteamos la legalización, de tal manera que, al quitarle el carácter ilegal, no genere los precios astronómicos que le dan tan altos márgenes de rentabilidad y corrupción. Recuerde lo que paso con el whisky en las primeras décadas del siglo pasado en los Estados Unidos.
El consumo habrá de abordarse como problema de salud pública y no tanto como acto delincuencial, se requiere generar opciones económicas alternativas en el campo para la sustitución de cultivos.
Guylaine Roujol
Periodista en Le Parisien. Es autora de numerosos reportajes en Colombia, especialmente desde la firma del acuerdo de paz con las FARC