En un relato inédito ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el exdirector de la cárcel Modelo de Bogotá, William Gacharná Castro, ha confesado la presencia de fosas comunes en el penal, vinculadas a desapariciones forzadas durante el conflicto armado. Durante tres días de audiencia, Gacharná, quien ocupó el cargo en 1999 y 2001, expuso detalles perturbadores sobre el control paramilitar en la prisión, aceptando incluso haber recibido sobornos.
En sus declaraciones ante la JEP, Gacharná sugirió que restos humanos podrían permanecer enterrados en el suelo de La Modelo debido a la presencia de túneles y socavones, muchos de los cuales nunca fueron descubiertos. El exdirector admitió la falta de control sobre el penal, alegando que los paramilitares tenían áreas extensas para operar y construir túneles, utilizados no solo para fugas sino también para ocultar cadáveres.
Gacharná afirmó que, aunque algunos túneles eran identificados y sellados, la magnitud del problema superaba la capacidad de la vigilancia penitenciaria. Además, reveló detalles gráficos sobre presuntas prácticas de desapariciones, incluyendo la utilización de ácido clorhídrico y la fabricación de productos cárnicos con supuesta carne humana.
En un giro sorprendente, el exdirector admitió su participación en prácticas corruptas y la aceptación de sobornos, revelando que recibió pagos mensuales de al menos 3 millones de pesos a través de internos y figuras del crimen organizado. Gacharná confesó su complicidad con el control paramilitar, incluso facilitando operativos que desarmaron a guerrilleros y contribuyeron a la desaparición de internos.
La responsabilidad de Gacharná se extendió al tráfico de armas y al permitir la entrada de materiales ilegales bajo la fachada de entregas diarias autorizadas. Además, admitió su participación en la rifa de celdas, la extorsión, y la tolerancia hacia prácticas como la «rifa de prostitutas» dentro de La Modelo.
El exdirector también reconoció su papel en la autorización de acciones letales, incluyendo el asesinato de un interno solicitado por los paramilitares. Al hacer estas confesiones, Gacharná apuntó a la responsabilidad de directores anteriores y la dirección general del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) por permitir el deterioro y el control paramilitar en La Modelo.
En un testimonio sin precedentes, Gacharná reveló la falta de intervención gubernamental a pesar de la información ampliamente conocida sobre los problemas en La Modelo. Su declaración apunta a la negligencia de diversas instituciones y altos funcionarios durante el conflicto armado, dejando al descubierto una red de corrupción y violencia que ha quedado sin rendir cuentas hasta ahora.»