En un gesto significativo de justicia y esperanza, la Agencia Nacional de Tierras ha entregado tres predios en Cartago, Valle del Cauca, a la Asociación Feminagro, compuesta por mujeres víctimas del conflicto armado. Estas tierras, antes en manos del narcotráfico, se convierten ahora en símbolos de resiliencia y progreso para estas mujeres y sus familias.
Los predios, ubicados en las veredas El Oriente y Modín, fueron recuperados por la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y posteriormente puestos a disposición de la Agencia Nacional de Tierras. Este acto marca un paso importante en la materialización de la Reforma Agraria, otorgando a estas mujeres campesinas una nueva oportunidad para reconstruir sus vidas y comunidades.
Con una extensión de cerca de 29 hectáreas, estas tierras representan mucho más que simples parcelas agrícolas. Son espacios donde la esperanza germina y donde las historias de dolor se transforman en proyectos de vida. Para estas mujeres, muchas de las cuales fueron desplazadas por la violencia, este territorio significa la posibilidad de volver a cultivar sus sueños.
Entre sonrisas y palabras de gratitud, las mujeres beneficiadas expresan sus planes de siembra, destacando la diversidad de cultivos que desean cosechar. Desde café y plátano hasta maíz y frijoles, estas mujeres están determinadas a aprovechar al máximo los recursos que ahora tienen a su disposición. Para Blanca Zapata, una de las beneficiarias, este regalo de la tierra representa un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que ha atravesado: «Yo tuve que dejarlo todo al ser desplazada y hoy siento mucha alegría porque yo no contaba con tener una tierra y ahora sé que la tengo».
Martha Castro, representante legal de Feminagro, enfatiza la importancia de esta iniciativa no solo para las mujeres campesinas, sino para toda la comunidad del Norte del Valle. Es un paso significativo hacia la prosperidad del campo y una oportunidad para que las mujeres asuman un papel central en la reconstrucción de la región.
La entrega de estos predios a mujeres víctimas del conflicto en Cartago es más que un acto administrativo. Es un símbolo de justicia y empoderamiento, un paso firme hacia la reconciliación y el progreso en una región marcada por la violencia. A medida que estas mujeres comienzan a sembrar en sus nuevas tierras, están cultivando mucho más que alimentos. Están cultivando esperanza, dignidad y un futuro lleno de posibilidades.