«Peligrosa y Malévola»

Es bien sabido que la Revista Semana, propiedad del Grupo Gilinski dirige su nivel de información o desinformación hacia sus propios intereses, es decir, este “medio de comunicación” es el aparato informativo para darle alas o cortárselas al que ellos decidan según sus conveniencias, esa tal vez la razón por la que periodistas muy reconocidos del país dejaron de escribir sus artículos y columnas en ese antro y manteniendo su ética y su independencia ahora están en medios que les permite expresar sus pensamientos de manera más libre.

El Grupo Gilinski dueño de la Revista Semana, también compró hace poco el periódico El País de Cali, demostrando así que su deseo es el de comenzar a generar un monopolio en la información, como ya lo hacen otros grupos económicos.

Vicky Dávila su directora, no ha pasado desapercibida en este engranaje mediático desarrollado para generar vistas y me gustas, más que para transmitir información verás o generar equilibrio en la información, recordarán ustedes todo el escándalo con la llamada “comunidad del anillo” que trajo demandas millonarias contra ella al igual que su salida de la FM, sin mencionar la guerra que tomó contra el Presidente de la época Juan Manuel Santos y que hasta hoy aún menciona de cuando en cuando.

Han sido muchos los escándalos que ella ha generado, como defender al paramilitar Andrés Escobar, la persona que en Cali arma en mano salió a disparar un grupo de manifestantes, maltratar públicamente al secretario de prensa de palacio en vivo y en directo, defender a Jan Guaidó, dedicarme una semana completa a mí en su revista, para intentar acabar conmigo, a pesar de que ni siquiera era conocido en Colombia, sin darme siquiera una oportunidad de defenderme, porque pese a los ataques que realizo en mi contra, sus micrófonos estuvieron cerrados para mí, ahí agradezco infinitamente a los usuarios de redes sociales quienes amablemente salieron en mi defensa. Cabe anotar que ella le pago al abogado Iván Cancino para que me atemorizara a través de unos videos en Twitter.

La periodista Vicky Dávila está casada con un miembro de la familia Gnecco, sí, del clan Gnecco, lo mismos que han estado involucrados en temas de narcotráfico y paramilitarismo, precisamente su suegro, ha sido condenado por corrupción cuando este fue gobernador.

Este artículo de opinión lo escribo pensando en los ataques que la periodista Vicky Dávila lanzó el día de ayer contra la doctora Cielo Rusinque, directora del departamento de Prosperidad Social de este gobierno, ataques bajos y ruines, refiriéndose a ella como “Una Chavez chiquita, una dictadorcita de medio pelo sin vergüenza alguna”.

Todo comenzó cuando una cuenta de Twitter @AlertaNews24_7 publicó un trino que decía lo siguiente; “Urgente, según penalistas Vicky Dávila podría acabar en prisión de 5 a 8 años por obstrucción a la justicia, fraude procesal y ocultamiento de material probatorio en el caso de Aída Merlano, quien en 2019 le entrego pruebas contra los Char y el Expresidente Iván Duque” acompañado de una foto de la periodista y Aida Merlano en Venezuela durante una entrevista.

A este trino la Doctora Rusinque le dio un RT, lo que desató la furia de la periodista, quien en otro trino dice que la directora de Prosperidad Social es “Peligrosa y Malévola”.

Estos ataques de la periodista Dávila dejan muchas dudas frente a quienes tienen derecho a la libertad de expresión, porque si bien la prensa goza de ese derecho, pues este también es aplicable a la sociedad en general, es decir, así como Vicky Dávila por años ha insultado y maltratado a diferentes personas en Colombia amparada bajo el principio de libertad de expresión, también es cierto que no por el hecho de ser funcionaria pública una persona debe suprimir su derecho a expresarse libremente.

“Peligrosa y Malévola” es la periodista y su casa “periodística”, toda vez que en cualquier sitio de internet el lector puede encontrar la información necesaria que le permita saber quien es el Clan Gnecco, familia a la que ella está ligada por parentesco matrimonial, y que contradice la ética periodística de un periodista independiente, pues ella nunca a siquiera cuestionado los delitos que incluso su suegro ha cometido. Ha guardado silencio frente a hechos de corrupción en el país, ha defendido a los pistoleros del barrio, el jardín en Cali, ha atacado duramente a comunidades que desde las calles han defendido sus derechos sociales, y si esto no es una conducta “Peligrosa y Malévola”, no sé entonces que podría serlo.

Por último voy a recordarles estimados y estimadas lectoras, que la periodista en cuestión se desplazó en 2019 hasta Venezuela, para entrevistar a la excongresista Aída Merlano presa en ese país, donde esta última le entrego documentos que probarían que ella decía la verdad, incluso se firma un acta de entrega, pero el país nunca conoció estas pruebas.

“Peligrosa y Malévola” quien encubre información, quien teniendo conocimiento de actos indelicados y siendo periodista, se los guarda en secreto, “Peligrosa y Malévola” quien oculta los delitos de su familia para mantener su estatus, quien apoya que al pueblo que manifiesta se le dispare, “Peligrosa y Malévola” quien cree que es único dueño de la verdad, o quien piensa que el derecho a la libertad de expresión es solo suyo.

Este artículo lo escribo para Reacción Revista Digital invocando mi derecho como ciudadano y periodista a la libertad de expresión.

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