El pasado martes 20 de febrero de 2024 quedará marcado en la historia de Colombia como un día de movilización sin precedentes en favor de la paz y en contra de la violencia que azota al país. En una manifestación convocada por Defendamos La Paz y La Mesa Nacional de Interlocución Social por la Paz, miles de ciudadanos, gobiernos locales y nacionales, organizaciones sindicales, gremios, iglesias y representantes de la comunidad internacional se unieron para exigir un alto a los asesinatos de líderes, lideresas y firmantes de paz.
Desde la emblemática Plaza de Bolívar de Bogotá hasta las plazas de las principales ciudades y territorios de Colombia, la gente se congregó para expresar su repudio a la violencia y su compromiso con la construcción de una sociedad basada en el respeto por la vida y la dignidad humana.
La manifestación fue un llamado claro y contundente a los actores armados para que cesen de una vez por todas los asesinatos selectivos que han cobrado la vida de cientos de líderes sociales y firmantes de paz. «No más violencia», fue el grito unísono que resonó en cada rincón del país, recordando que todas las vidas son valiosas y merecen ser protegidas.
En Bogotá, la capital colombiana, la manifestación contó con la presencia de destacados artistas como músicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, el reconocido Cesar López y una talentosa cantante de ópera, quienes con su arte contribuyeron a enaltecer el espíritu de paz y solidaridad que caracterizó el evento.
La urgencia de cambiar la violencia por la paz fue el mensaje central de la jornada. Los manifestantes instaron a los actores armados a comprender que la práctica de la violencia no representa los intereses del pueblo colombiano, sino que hiere sus esperanzas de reconciliación y convivencia pacífica.
Los datos alarmantes de asesinatos, con 10 masacres, 5 firmantes de paz y 19 líderes y lideresas sociales asesinados hasta la fecha de la manifestación, evidencian la necesidad de pasar de las palabras a los hechos en el camino hacia la construcción de una paz verdadera y duradera.
La manifestación del pasado 20 de febrero no fue solo un acto de protesta, sino un llamado a la acción concreta. Es hora de que todos los sectores de la sociedad se comprometan en serio con la construcción de un país donde reine la paz y la justicia para todos sus habitantes.