Llamado a la desobediencia

La Colombia de hoy es el resultado de un país altamente desobediente, un país de desobediencia política entre la dirigencia política, pero a la vez, un país de un pueblo que con la cabeza abajo hace caso a todos los direccionamientos que le ordenan los desobedientes que administran el país y se reparten los contratos.

Tenemos una de las constituciones más completas del mundo en materia de derechos, tenemos un esquema político diseñado para cumplir esa Constitución, pero en cambio son los funcionarios quienes tomaron la decisión de desobedecer a esa Constitución y así, siendo desobedientes encontraron la manera de someter al pueblo que gobiernan.

A pesar de que todos los derechos del pueblo están consignados en una amplia y extensa gama de leyes, decretos, ordenanzas y acuerdos, hoy nuestro país es uno de los más desiguales del mundo, y también es el más corrupto del planeta. No bastó con ser los principales exportadores de flores, café, esmeraldas, carbón y aguacates, también teníamos que exportar cocaína, y como pago no solo traemos dólares, si no que a la vez se importa la guerra y la miseria para nuestros campesinos.

Colombia está llena de desigualdades, ¿Como es posible que un intermediario gane más dinero que el campesino que cosecha el producto? Pues sí, en Colombia ocurre así, y obedientemente el campesino sigue entregando los frutos de su tierra a ese intermediario.

Por esta y por millones de razones más, hoy debe convocarse a la desobediencia ciudadana, para que entonces el campesino no entregue más sus productos al intermediario, que el joven se reúse a ir obligado al servicio militar o a pertenecer a cualquier grupo armado, que los ciudadanos se unan en torno al cambio, sí, eso, la unión del pueblo sería la desobediencia ciudadana necesaria, el pueblo ha vivido conforme los políticos han decidido que vivan, han ido hasta donde la casta política ha decidido que vaya, el pueblo ha sufrido lo que los gobernantes han querido que sufra. Pero el pueblo nunca se ha dado por enterado que en sus manos esta el verdadero poder, la gran fuerza.

La desobediencia ciudadana significa cambiar de gobernantes, cambiar la forma en la que se ve y se analiza la política desde las bases. La desobediencia civil y por fin lo entiendo, es la unión del pueblo en la lucha de su propio desarrollo. No puede el pueblo seguir como ovejas que obedecen al ladrido del perro que les conduce al corral para despojarlas de su preciosa lana. El perro tendrá que ladrar más bajo, las ovejas deberán ir por su propia voluntad y la lana deberá ser pagada con buenos pastos sales y establos confortables. Esto para decir que el pueblo debe despertar, no más migajas a cambio de su voto, ahora la sociedad, si acepta desobedecer, deberá votar, pero también tener la capacidad de escoger sus candidatos.

El llamado a la desobediencia política le permite al alcalde o al gobernador en cada región decidir si realiza la creación de un nuevo peaje, pero la desobediencia ciudadana le debe permitir al ciudadano decidir si lo paga o no.

En todo caso no solo es suficiente un gran pacto histórico, se hace manifiesto que los hombres y mujeres de la patria, reaccionen y accionen los mecanismos de participación necesarios que permita la entrada en vigor de la Constitución política que hoy rige, para que por medio del cumplimiento de la misma sea encontrada la dignidad que por 200 años ha sido negada a las bases por todas las organizaciones políticas que han existido.

El llamado a desobedecer al pensamiento que nos ha mantenido anclados a una visión miope de los derechos que tenemos, debe ser la alta reflexión interna para derrotar los vicios ciudadanos que han permitido la existencia de lo que hoy vivimos. La desobediencia comienza por desobedecer a nuestros propios vicios.

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Gener Usuga

Gener Usuga.

Activista político y líder social por Colombia a nivel internacional.

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