A pesar de la estigmatización y criminalización para deslegitimar las protestas que por parte del gobierno colombiano con ayuda de los medios de comunicación paraestatales vienen haciendo de las primeras líneas en el país, aún ellas sostienen algunos bloqueos en las grandes ciudades colombianas, es claro que quienes las integran no hacen parte del comité de paro y han decidido tomar distancia de él, como de los movimientos políticos que han querido obtener dividendos con ellos.
El estado también aprovecha, intenta buscar la confrontación entre la ciudadanía para encender más el conflicto del que ha rentado siempre, generando la controversia ciudadana que lleve a la confrontación directa, manipulando el estado de opinión y camuflando al paramilitarismo para agredir a los manifestantes, hay demasiada evidencia del apoyo y convivencia que han hecho de estos hechos criminales, el caso de Andrés Escobar quien dispara junto con civiles y al lado de la policía hacia los manifestantes en Cali, es el mayor ejemplo y hoy, se pasea impune sin ningún requerimiento de la fiscalía y promueve por redes la movilización y hasta el asesinato a quienes quieren continuar con los bloqueos permanentes dentro del paro.
Pero el paro continúa, el comité de paro sigue convocando a nuevas manifestaciones, mientras en Bogotá la alcaldesa Claudia López se suma en la estigmatización de la protesta y amenaza con judicializar a quienes bloqueen o cometan algún daño a un bien público.
Las primeras líneas deberán comenzar a pensarse en que, en las elecciones del 2022 está la vía para abrir el camino a esa era de paz, de inclusión, que tanto reclama la ciudadanía colombiana, esas brechas de desigualdad tan enormes que lo ponen en el 3er renglón a nivel mundial, se debe recomponer pensando en una propuesta de país que nos integre a todas y a todos, que logre la paz a partir de reconocernos, perdonarnos, repararnos y prometiéndonos no repetir, serán 8 meses (Marzo 23) donde frente a las urnas podremos cambiar a un congreso que ha sido la vergüenza histórica por la naturaleza corrupta que ha sido su bandera y norte, cambiarlo radicalmente es la tarea y en Colombia hay con quien, y en mayo con una presidencia progresista, que rompa con esa hegemonía de la politiquería tradicional y el modelo neoliberal lo haremos posible.
Mientras el paro no para, tampoco lo hace el Covid, Colombia ya supera las 100 mil muertes y la vacunación avanza muy lentamente, hoy ocupa el 1er. lugar en el mundo per cápita, y el 3ro en mayor cantidad de muertes y avanza incontrolable la pandemia.
Le echan la culpa al paro, pero no a los días sin IVA, a la desidia y rechazo por apoyar la renta básica, al abandono de la mediana y pequeña empresa a la que nunca llegaron los auxilios del estado, que sí repartió 2.5 Billones entre los 4 banqueros, que solo generan y ocupan al 1% de la fuerza laboral del país, que son los más ricos, y entre otras, uno no se explica por qué son, si la producción Colombiana es muy pobre, casi nula, y solo produce de muy buena calidad y complacencia del estado, coca.
Desde la diáspora, nosotros los desterrados tenemos una doble misión.
En lo diplomático:
Visibilizar la tragedia y el dolor de nuestro pueblo, buscando la solidaridad y el acompañamiento internacional, para detener la represión y los crímenes de estado contra la población que violan constantemente los derechos humanos para lograr la tan anhelada paz.
Las veedurías internacionales para auditar el sistema electoral colombiano como las elecciones del 2022, para que sean transparentes, democráticas, participativas y no sean sujetas del fraude.
En lo Político:
Participar activamente como ciudadanos y ciudadanas en la transformación del país que queremos, la diáspora tiene alrededor de 10 millones de colombianos y colombianas, si participamos del proceso electoral seremos quienes decidamos el futuro del país, registrar la cédula en el censo electoral y votar en marzo y mayo del 2022 por la opción que consideremos la más viable y transparente, con la mejor propuesta de cara al futuro es la tarea.
Si es que aún nos duele esa patria que dejamos, hoy, disfrutando de las bondades de estas democracias, deseamos para nuestro terruño y sus habitantes estos beneficios sociales que nos lleve al progreso, desde aquí, estaremos proponiendo y dando a conocer nuestra opinión, recordemos que otra Colombia es posible a pesar de la diferencia, esa tiene que unirnos y ayudarnos a construir, no a seguirnos agrediendo matándonos.
¡¡¡Qué Horror!!!
Edilberto Muñoz.
Precandidato a la Cámara de Representantes por colombianos y colombianas en el exterior, activista social y exiliado político