Este artículo tiene como propósito hacer comentarios acerca de la ecoocreatividad (libro publicado por la editorial de Universidad de Villa María: Ecoocreatividad. Utopías concretas para tiempos inciertos, EDUVIM, Argentina). Por otro, la propuesta para debatir acerca de tendencias y perspectivas posibles con los gobiernos de la región. Primero explicaré lo que significa ecoocreatividad. Luego hare doce propuestas para aportar al debate.
¿Qué es la ecoocreatividad?
La ecoocreatividad (ecología, cooperación, creatividad) es una perspectiva filosófica que promueve cambiar el sentido político y cultural de las sociedades hacia una mayor igualdad y sostenibilidad ambiental. Es una decisión e intencionalidad expresa de un nuevo imaginario que le apuesta racionalmente como sentido de lo político postneoliberal, afrontando los problemas y desafíos que han generado en el continente las políticas del Consenso de Washington. Por esto, consideramos que en América latina no hay solo dificultades sociopolíticas y económicas a los que deben responder las tendencias de cambio e innovación. Sino fundamentalmente ecológicos, haciéndolo de estos últimos problemas inéditos, holísticos, transversales e integrales. Por esto es por lo que democracia y ecología, desde la perspectiva ecoocreativa, son inescindibles en la construcción de sentido de un nuevo imaginario sociopolítico, que busque englobar el campo de lo posible y lo real del buen vivir.
Vemos las dificultades en los gobiernos de Colombia y en Chile, por quedar presionados o encerrados en planes políticos modernos-desarrollistas de corte moderno, que no han innovado teórica y prácticamente lo necesario para entusiasmar a los movimientos y organizaciones sociales ofreciéndoles un horizonte de lo posible y deseable. Dicho de otro modo, frente a una pretensión deliberadamente hegemónica en la construcción de Universales que delimitan el horizonte del sentido, estamos ensayando proponer llenar de contenidos postneoliberales los espacios vacíos de lo político, desde la formulación de utopías concretas como construcción creativa democrática, que nosotros llamamos ecoocreatividad. Desea esta perspectiva transformar las políticas del desastre de tendencias neoliberales -como le llama la filósofa Angélica Montes Montoya-, en tendencias ecoocreativas como dispositivos de experimentación colectiva, que se orientan hacia nuevos horizontes de la política, de la estatalidad y que de paso a una nueva clase (no productivista ni moderna en sentido sociológico) en gestación. La ecoocreatividad como hipótesis y orientación heurística, la utilizamos para profundizar en las posibilidades críticas con la modernidad capitalista neoliberal, por un lado. Pero, por otro, abriendo a lo incierto como opción emancipatoria en el horizonte postneoliberal transmoderno, para futuro próximo 2023-2035, para seguir pensando y creando visiones prospectivas para el mediano plazo (2035-2050).
La ecoocreatividad es el horizonte de sentido de la sociedad que viene, como posibilidad a instituir, como la visión prospectiva de un futuro posible y deseable de sociedades democráticas- ecológicas postneoliberales. Así como el liberalismo y el marxismo han organizado la política y han sido su horizonte, la ecoocreatividad podría convertirse en la nueva definición del nuevo frente de lucha, sin ser un partido político o movimiento. Porque es la delimitación postneoliberal del campo de lo político, un abandono deliberado del pensamiento economicista, la crítica profunda de los criterios acientíficos de competición inherente a lo social del liberalismo. La ecoocreatividad es un neologismo que une tres categorías complementarias e interdependientes, como intencionalidad de salirse del juego neoliberal hegemónico: ecología, cooperativismo y creatividad.
- Ecología como la ciencia y comprensión de la relación entre sociedad en y con su medio. Ha integrado a su reflexión política lo terrestre, junto a lo local y lo global. Es una nueva fuente de conflictos y división del campo intelectual, donde no solo cuentan los deseos y las expectativas exclusivamente humanas.
- Cooperativismo como la acción conjunta, entre humanos y terrestres, con objetivos compartidos en función de aumentar las condiciones óptimas de existencia de lo viviente (humano y no humano). El individualismo y la competencia son subsumidos y subordinados a este primer marcador, la cooperación.
- Creatividad en el sentido no dogmático ni profético, ya que sugiere que lo instituido sea creado en procesos democráticos agonales, directos y participativos de ciudadanos autónomos, para generar los dispositivos de experimentación colectiva. Donde el error sea el acontecimiento para ajustarse a las verdades situadas. La democracia, desde esta perspectiva, es la gestión institucional de la ignorancia.
La pregunta principal es ¿qué hacer? Todo parece indicar que la sociedad de consumo en los países del todo el mundo es el problema, porque producir más, vender más, acumular más bienes materiales y dinero no es la solución paradisiaca, ni la mejor de las promesas modernas posibles que compiten con los paraísos bíblicos-celestiales. Sino más bien, todo lo contrario, puesto que en la actualidad el relato moderno que entusiasmaba los imaginarios con el progreso productivista como misión salvífica y posesión acumulativa de objetos, este puesto está ahora en duda radical por las consecuencias ecológicas. Sin que haya nada para reemplazarlo como imaginario que entusiasme multitudes de modo claro y nítido, al menos por ahora. Por lo tanto, hay que forzar más la imaginación para salir del interregno que bloquea las emociones más básicas e instintivas, como el miedo al presente y el pánico al futuro. Ya sabemos por experiencia histórica que las emociones cuando se desatan sin control se vuelven peligrosas por la violencia que generan. Más aún si son movilizadas por miedos, resentimientos identitarios y odios políticos. Exigir la imaginación en tiempo donde ya estamos a marcha forzada es necesario, porque no hay horizontes superadores ni de reemplazo del problema al que nos enfrentamos como civilización, cultura y humanidad. Ecoocreatividad entonces es un adelanto incauto, por ahora, de sugerencias y ensayos de diagnóstico y sentido prospectivo general, por donde deberíamos orientar la praxis de los movimientos sociales que son o podrían ser los agentes o sujetos del cambio político.
Por esto, abajo proponemos un aporte para el debate. Son las doce líneas generales propuestas desde las tendencias ecoocreativas que creemos factibles, para una sociedad más ecológica, cooperativa e igualitaria. Para no degradar la vida democrática y las ventajas de la libertad. Que deberán asegurar las instituciones que gestionan lo común y lo público de los ciudadanos, con un mejor reparto de las riquezas producidas colectivamente, con menos contaminación, menos emisión de gases de efecto invernadero y una reducción del deterioro de los biotopos. Estos objetivos son, en el mejor de los casos, contradictorios en la situación actual. Deberán ser puestos en marcha por consensos entre Estados, partidos políticos, la opinión pública, empresas, organismos internacionales y organizaciones/asociaciones del tercer sector. La práctica política de lo que redefinirá el sentido de “pueblo” saldrá de los marcos creados en el siglo XX, pero no se sabe cómo se darán en las décadas que vienen. Nosotros por ahora la nominamos como “ecoocreativa”, porque en su neologismo lleva los tres ejes que orientan el horizonte de experimentación colectiva postneoliberal: ecología, cooperación y creatividad.
Doce propuestas ecoocreativas para orientar el debate en América Latina[1]
La cooperación ha sido la forma de poner en común los esfuerzos humanos que han desarrollado lo mejor de nuestra condición existencial de homínidos “sapiesns” (las guerras y las masacres también como lo peor y terrible). Cooperación que deja lugar a la creatividad para que lo inevitable no sea una imposición ciega y brutal, como destino caprichoso de un dios vengativo y terrorífico, diabólico. La época actual impone que esta cooperación sea pensada y puesta en marcha desde la ecología sistémica consciente de los equilibrios, potenciales y condiciones holísticas de la vida.
1. Reducir el potencial destructivo en todas las dimensiones sociales y territoriales, de las actividades productivas y de los modos de vida.
a. Que la huella humana no consuma más de 1 planeta al año(la Regla Verde), con el objetivo intermedio de rebajar el consumo de 1,5 planeta en 10 años.
b. El Estado debe ser el garante de estos compromisos de reducir la huella ecológica, para no pasar los imites planetarios de emisiones de CO2 fijados en los acuerdos internacionales, estando obligado a actuar en consecuencia.
2. Conciliar la democracia y la ecología con la justicia social, donde la igual libertad (égaliberté) sea la condición de posibilidad de la solidaridad (ingresos, patrimonio, empleo), orientados/as por el cooperativismo en tanto espacio instituido y concreto por su dimensión de alcance mundial, para el uso, acceso y usufructo de lo común.
a. Que puede incitar a la competencia, pero siendo siempre cooperativa.Sin anulación y muerte del adversario/a, siempre promoviendo el debate como elemento indispensable y estructurante de la creatividad.
3. Transformar el concepto de propiedad en sentido de público, común y privado en los códigos judiciales en lo penal y en lo civil, incorporando lo Terrestre como sujeto de derecho (derechos jurídicos y políticos otorgados a lo viviente).
a. El derecho internacional debe extenderse a la protección del bien común, los bienes públicos planetarios (agua, océanos, mares y ríos, aire, selvas, biodiversidad, recursos materiales) en su acceso, uso y usufructo.
b. Reconocer jurídicamente el concepto de ecocidio, como un crimen con consecuencias jurídico-legales, con implicancias y alcances internacionales.
c. Dejar “ensalvajar” lugares y especies, dejarlas a su libre evolución, protegiéndolas deliberadamente de la productividad, del consumo y de actividades o intervenciones directas humanas
4. Generar controles públicos políticos-impositivos-contables del uso energético y de las emisiones de CO2 aceptables y permitidos, para regiones, ciudades, ramas de empresas y casas particulares.
a. Crear una Organización Mundial de la Ecología (OME) que subordine al FMI y la OMC a los objetivos de la transición ecológica de las biorregiones, que trascienden la configuración actual de los países y sus fronteras.
5. Reformular las deudas públicas y analizar la posibilidad de “jubileos” a los países/regiones más necesitadas y en dificultades socioambientales para la transición ecológica, ya que la pobreza es muy contaminante.
6. Reformular la política fiscal y financiera (urbana, productiva, salud, comunicación, transporte, etc.)
a. Privilegiar préstamos financieros e impuestos con incentivos a la transición ecológica.
b. Aumentar considerablemente los impuestos a las ganancias para las actividades que contaminantes y de lujo.
c. Impulsar la creación de líneas de crédito diferenciales a proyectos productivos y de innovación tecnológica no contaminantes.
7. Establecer un salario universal y la delimitación de mínimos y máximos en los beneficios. Como la desigualdad socio económica genera problemas sanitarios y ambientales, se promoverá la igual libertad (égaliberté) con un salario universal, con y franjas de relaciones de diferencias mínimas y máximas en empresas asociativas, cooperativas y en la administración pública.
a. Promover y subvencionar el empleo para la transición ecológica. Nuevos empleos públicos para anticipar la prevención de los impactos ambientales del calentamiento global: prevención de catástrofes naturales, control de inundaciones, vigilancia de especies en riesgo de desaparición, encuestas ambientales, plantación de árboles, mantenimiento de parques y bosques, destrucción de plantas invasivas, construcción de huertas y frutales comunitarios, etc.
8. Crear una fiscalidad, en lo alimentario, que incentive el tipo de producción local, la distribución de corta distancia y el tratamiento de desechos desde la perspectiva de la idea de economía de la circularidad y la agroecología.
9. Transformar la producción agrícola convencional a agroecología, desde una visión regional que trascienda fronteras artificiales de países.
a. Terminar progresivamente con la producción industrial de mamíferos, aves.
b. Limitar la caza y las actividades prescindibles que pongan en riesgo la biodiversidad (turismo, consumo suntuoso).
10. Buscar la reducción de las megaciudades, gestionar ciudades que sean a escala humana, sostenibles ambientalmente y con criterios de gestión urbanística para la transición ecológica.
11. Promover el transporte colectivo y público, y rediscutir las condiciones de uso y producción del transporte individual, como problema público y urbanístico.
12. Suspender todas las subvenciones (académicas, financieras, políticas) que generen o contribuyan la contaminación y el uso/dependencia de energía fósil.
La interdependencia cooperativa y la solidaridad interactiva serán valores políticos fundamentales, para crecer y perdurar en lo imprevisible, en situaciones de incertidumbre extrema. La responsabilidad y la creatividad en la incertidumbre experimental deberán marchar juntas por la senda de la democracia y la política en la nueva etapa política de América Latina. En sociedades que promuevan ciudadanos responsables y cooperativos, para ampliar sus posibilidades de vida buena, con las instituciones que lo permitan, sin aniquilarse entre humanos. Y, sobre todo, sin depredar y agredir a los no humanos. La ecoocreatividad sirve para eso, para hacer el camino conjuntamente para quienes quieran un mundo más digno e igualitario, habitable y hospitalario.
[1] Estas propuestas las he presentado en otro escrito en la revista El café Latino https://elcafelatino.org/es/ecoocreatividad-desafios-america-latina/