La COP27 concluye sin acuerdo para reducir las emisiones de CO2, pero crea un fondo para financiar los daños climáticos de los países más vulnerables

El secretario general de la ONU y la UE se sienten decepcionados al no lograr acuerdos más ambiciosos y aseguran que hace falta un «esfuerzo extra»

La Conferencia por el Cambio Climático de Naciones Unidas ha concluido este domingo con acuerdos descafeinados y sin avances significativos respecto a la Cumbre de Glasgow. Los países de la COP27 han sido incapaces de llegar a un acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fijar el tope del 1,5 grados. Desde la UE califican la cumbre de «decepción» y el secretario general de la UE, Antonio Guterres, sentencia que «nuestro planeta todavía está en la sala de emergencias».

«Necesitamos reducir drásticamente las emisiones ahora, y este es un problema que esta COP no abordó. Un fondo para pérdidas y daños es esencial, pero no es una respuesta si la crisis climática borra del mapa a un pequeño Estado insular o convierte a todo un país africano en un desierto», ha señalado Guterres en la sesión de clausura, recalcando que el recorte de las emisiones de CO2 sigue siendo una tarea pendiente, puesto que pese a se deban reducir «drásticamente ahora» la cumbre climática de Naciones Unidas celebrada en Sharm el Sheij no ha abordado este problema.

En este sentido, ha señalado que el 1,5º se trata de la «línea roja que no debemos cruzar» y que para mantener este objetivo es necesario invertir «masivamente» en energías renovables y acabar con «nuestra adicción a los combustibles fósiles». «El mundo todavía necesita un gran salto en la ambición climática», ha defendido. Por ello, ha enfatizado la necesidad de que los países alcancen un pacto a nivel internacional solidario, en el que todos hagan un «esfuerzo extra» para reducir las emisiones en esta década» para conseguir el objetivo de temperatura fijado. «Debemos evitar una lucha energética en la que los países en desarrollo terminen en último lugar, como lo hicieron en la carrera por las vacunas contra el COVID-19», ha reprochado.

En su discurso, Guterres ha hecho referencia a las «proporciones bíblicas de la crisis climática». «Las señales están por todas partes. En lugar de una zarza ardiente, nos enfrentamos a un planeta ardiente», ha sostenido. «La COP27 concluye con mucha tarea y poco tiempo. Ya estamos a mitad de camino entre el Acuerdo Climático de París y la fecha límite de 2030. Necesitamos todas las manos a la obra para impulsar la justicia y la ambición. Esto también incluye la ambición de poner fin a la guerra suicida contra la naturaleza que está alimentando la crisis climática, llevando a las especies a la extinción y destruyendo los ecosistemas», ha recordado. «La fuente de energía más vital del mundo es el poder de las personas. Por eso es tan importante entender la dimensión de derechos humanos de la acción climática», ha concluido, dirigiéndose a los jóvenes activistas que defienden el clima alrededor del mundo que «han mantenido la agenda en movimiento durante los días más oscuros». «Deben ser protegidos. A todos ellos les digo que compartimos su frustración», ha subrayado,

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Fondo para financiar daños climáticos

A pesar de no cumplir el objetivo principal que se habían marcado en la Cumbre de Egipto, los países han adoptado una resolución por la que se prevé la creación de un fondo destinado a financiar los daños climáticos que ya sufren los países más vulnerables a los efectos del calentamiento global, la mayor victoria de una durísima cumbre que, no obstante, se ha quedado corta a la hora de redefinir un plan para la reducción del uso de combustibles fósiles, más allá de las líneas maestras seguidas en cumbres anteriores.

De todas formas la creación del fondo, calificada como histórica, ha sido adoptada por consenso en la asamblea plenaria que ponía fin a la conferencia climática en Egipto y ha sido recibida por un sonoro aplauso por parte de todos los representantes en el patio de butacas. Los delegados acordaron establecer mecanismos de financiación para pérdidas y daños en las primeras actas de una reunión que se convocó después de las 4:00 horas en la ciudad egipcia de Sharm El Sheij, pero continuaban deliberando sobre otros temas como la transición para dejar atrás los combustibles y controlar la emisión de gases de efecto invernadero.

Según se ha reflejado en el texto, los países han establecido un consenso respecto a la «necesidad inmediata» de aportar recursos financieros «nuevos, adicionales, predecibles y adecuados» para ayudar a los países en desarrollo que se encuentran en una posición vulnerable respecto a los impactos «económicos y no económicos» del cambio climático. En este sentido, se hace referencia a los desplazamientos forzados y los efectos en el patrimonio cultural, la movilidad y la vida, así como a los medios de subsistencia de las comunidades, por lo que subrayan la importancia de dar una respuesta «eficaz y adecuada» a las pérdidas y daños.

Los países han acordado que aquellas naciones que más emisiones emiten también puedan contribuir al fondo, como es el caso de China e India, según informa Bloomberg. Sin embargo, quedan muchos detalles por concretar como la cantidad destinada a este fondo y cómo se llevará a cambo el abono de las pérdidas y daños causados. Finalmente la resolución se aprueba tres décadas después de que Vanuatu demandase un fondo de seguro para las naciones insulares por la subida del nivel del mar.

El acuerdo se ha alcanzado durante las negociaciones de última hora sobre cómo abordar el creciente número de víctimas como consecuencia del cambio climático en países en desarrollo que no han contribuído o lo han hecho en menor medida a las emisiones nocivas. Por su parte, Guterres ha celebrado la aprobación de este fondo que constituye «un símbolo político para reconstruir la confianza perdida», aunque ha lamentado que «claramente esto no va a ser suficiente». «Las voces de aquellos que hacen frontera con la crisis climática deben ser escuchadas. Naciones Unidas va a apoyar estos esfuerzos en cada paso del camino», ha asegurado tras valorar que esta cumbre ha supuesto un «importante paso hacia la justicia».

Hito en la política climática global

El acuerdo sobre pérdidas y daños es un hito en la política climática global: un reconocimiento de que las naciones más ricas son responsables ante el mundo en desarrollo por el daño causado por el aumento de las temperaturas. Pero la conflictiva cumbre, en el contexto de una crisis energética mundial provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha dejado al descubierto serias discrepancias sobre cómo el mundo debería navegar la transición para alejarse de los combustibles fósiles, y se ha quedado corta a la hora de promover las ambiciones de COP anteriores para controlar las emisiones dañinas de gases de efecto invernadero.

El resultado, respaldado por casi 200 países en la madrugada del domingo, es una decepción para la Unión Europea, que había comenzado el sábado amenazando con retirarse si el texto no fortalecía la ambición de reducir las emisiones de carbono. A pesar de algunos cambios menores, reiteró en gran medida el lenguaje de la reunión de Glasgow del año pasado. No hubo un compromiso más amplio para reducir gradualmente los combustibles fósiles, en lugar de solo el carbón, ni un objetivo para reducir las emisiones globales para 2025.

Decepción para la UE por el acuerdo climático

«Si bien el progreso en pérdidas y daños es alentador, es decepcionante que la decisión en su mayoría copió y pegó el lenguaje de Glasgow sobre la reducción de las emisiones, en lugar de tomar nuevos pasos significativos», explica la directora ejecutiva del Instituto de Recursos Mundiales, Ani Dasgupta. «Es alucinante que los países no hayan reunido el valor para pedir la eliminación gradual de los combustibles fósiles, que son el principal impulsor del cambio climático», ha lamentado.

El avance en pérdidas y daños se ha producido después de una serie de negociaciones de última hora sobre cómo abordar el creciente número de víctimas que el cambio climático está cobrando a las naciones en desarrollo que han contribuido poco a las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el fenómeno. El problema adquirió una nueva urgencia tras las inundaciones del monzón este verano en Pakistán que dejaron más de 17.00 muertos y causaron pérdidas por al menos 30.000 millones de euros.

El simple hecho de incluir el tema en la agenda de negociación formal se consideró un hito pero, incluso entonces, parecía poco probable que las conversaciones de la COP27 resultaran en un nuevo fondo. «Se ha cumplido una misión de treinta años de desarrollo», dijo Molwyn Joseph, Ministro de Antigua y Barbuda y presidente del grupo AOSIS de pequeñas naciones insulares. «Nuestros ministros y negociadores han soportado noches de insomnio y días interminables en una intensa serie de negociaciones, pero después del dolor viene el progreso», añade.

«Este plan no es un paso adelante suficiente para las personas y el planeta»

Asimismo, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans, se ha mostrado «decepcionado» por no haber conseguido que se adoptara «un lenguaje fuerte» en el tema de la mitigación (reducción de emisiones contaminantes) en el texto final de la cumbre del clima COP27 que culminó esta madrugada. «Para hacer frente al cambio climático es necesario que todos los flujos financieros apoyen la transición hacia la baja emisión de carbono: la UE vino aquí para conseguir un lenguaje fuerte y estamos decepcionados por no haberlo conseguido», señaló el también responsable comunitario del Pacto Verde en su discurso final en el plenario.

El Plan de Implementación de Sharm el Sheij, aprobado este domingo, insta a los países a reducir progresivamente la generación de energía a partir del carbón -en plantas que no cuenten con tecnologías de captura de carbono- y a abandonar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, petición que ya estaba plasmada en el texto de Glasgow (COP26).

En la ceremonia de clausura, Timmermans ha dejado claro que este plan «no es un paso adelante suficiente para las personas y el planeta». «No trae suficientes esfuerzos adicionales de los principales emisores para aumentar y acelerar sus recortes de emisiones, no genera un mayor grado de confianza en que lograremos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París y en Glasgow el año pasado», ha asegurado, lamentando que se ha perdido «mucha velocidad desde Glasgow»: «Ya hemos perdido mucho tiempo. Y nuestra gente y nuestro planeta no tienen más tiempo que perder: nos comprometemos a recuperar la velocidad, empezando ahora y aquí. Y a recuperar el impulso que tuvimos en Glasgow».

Este ha sido el motivo por el que la UE «a regañadientes, ha aceptado las propuestas que ahora están sobre la mesa». «Hemos tenido que renunciar a algunas de las cosas que queríamos, para ayudar a otras partes y a este proceso a avanzar. Y podemos vivir con eso. De hecho, estamos orgullosos de nuestra contribución a este fondo, que servirá a los más necesitados», en alusión a la propuesta que hizo la UE para las pérdidas y daños.

La tarea pendiente: limitar la temperatura global a 1,5º

El mayor problema de este acuerdo ha sido la actualización de las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para lograr el objetivo de limitar el calentamiento global del Acuerdo de París. En París (2015) se estableció que el incremento máximo de la temperatura estuviera entre 2°C y 1,5°C pero tras alarmantes informes científicos la comunidad internacional habla de limitarlo a no más de 1,5°C y que los objetivos para alcanzar esta cifra se revisen anualmente. Arabia Saudí, pese a haber mantenido un perfil muy bajo durante la COP, emergió como uno de los principales países que bloquearon este avance pedido por la UE, y terminó logrando la eliminación a este tema en la sección de energía del acuerdo.

Timmermans ha insistido que la «UE trató de cerrar estas brechas» y ha mostrado su ambición para que se eliminen gradualmente los combustibles fósiles, algo que apoyan «más de 80 países» . «Lamentablemente, no vemos esto reflejado aquí», ha señalado.

El funcionario europeo subrayó que el documento acordado, si bien «no bloquea» el camino al 1,5°C, «pone barreras innecesarias en el camino y permite a las partes rehuir de sus responsabilidades». Y es que, según el responsable comunitario, hay «muchas partes, demasiadas partes, que no están dispuestas a avanzar hoy en la lucha contra la crisis climática», y que tienen «miedo a la transición que se avecina»; sobre todo por la crisis mundial tras la invasión a Ucrania, que puede derivar en una recesión global.»Se preguntan el «cómo», no el «por qué». Entiendo esas preocupaciones. Muchos europeos las comparten. Pero quiero pedirles a todos que encuentren el coraje para superar ese miedo. Y les tiendo la mano para ayudarles».