José Cuesta: El intelectual orgánico de la Colombia Humana

Por: Juan David Ojeda López

Politólogo de la PUJ y Especialista en justicia, Victimas y Construcción de Paz de la UN

Hablar de José Cuesta Novoa es hablar de la historia reciente de Colombia, es aproximarnos a la resistencia y a la reexistencia de un pueblo frente a la barbarie, de la capacidad de este pueblo de recrear y replantear caminos a los propuestos por los señores de la guerra en este cuasi Estado, en derrumbe, si no hacemos algo, llamado “Colombia”.     

José Cuesta, no solo fue uno de las tres únicas víctimas de desaparición forzada que apareció con vida durante la sangrienta segunda mitad del siglo XX en Colombia, miembro de la  guerrilla M-19, la cual con su desmovilización y proceso de participación política generado en su momento abrió a este Estado contrahecho a la democracia con la constitución política de 1991 (quizás la más progresista en el papel de las constituciones escritas), escritor de múltiples libros sobre la realidad política de este pueblo, líder social y político por más de 30 años en comunidades marginadas y excluidas, y que actualmente hace parte del Movimiento político la Colombia Humana que va a la Presidencia de la mano de Gustavo Petro Urrego, sino que además fue mi maestro universitario, con el cual trascendimos desde la praxis en esos años del Régimen narco paramilitar que impuso Álvaro Uribe Vélez, y es desde ese espacio desde el que les voy a narrar quién es para mí José Cuesta.

Al profe Cuesta lo conocí en el año de 1999, cuando cursaba mi segundo semestre de Ciencias políticas en la Pontificia Universidad Javeriana; hace nueve años se acababa de desmovilizar la guerrilla del M-19, con una altísima popularidad en la ciudadanía que los conducía a la Presidencia de Colombia, proyecto frustrado con el magnicidio del Comandante Carlos Pizarro León Gómez, masacrado por sicarios en un avión en vuelo en 26 de abril de 1990, magnicidio con el cual nos notificaron a todes que en Colombia te matan donde sea!. Todos los estudiantes y algunos aún imberbes alumnos, estábamos expectantes de tener la primera clase de Introducción a las Ciencias Políticas con el renombrado exguerrillero del cual tanto se hablaba en los pasillos, por su elocuencia y por los temas audaces y posturas críticas y temerarias que adoptaba frente al establecimiento corrupto.         

La primera imagen que tengo es de un señor barbado siempre con mochila de la comunidad indígena Arhuaca trenzada en su cuerpo,  desplazándose de lado a lado del salón mientras cojeaba por los dos tiros en su cadera y pierna, que en esa época era de reciente afectación a su movilidad física, parafraseando audazmente apartes de textos de Marcuse, Foucault, Fanon, que nos hicieron brillar los ojos, al empezar a comprender la realidad desde estas lecturas críticas, de la violencia sufrida por nuestros pueblos expoliados y marginados.

La relación maestro -alumno de nuestro curso para nuestra generación fue mágica: organizamos un colectivo de más de 200 estudiantes javerianos, (una de las universidades elitistas igual de apáticas a todas a las de su corte para esos tiempos), e hicimos un Plebiscito en el cual votaron más de 5.000 estudiantes opinando en torno a la eventual invasión de tropas norteamericanas, hicimos foros y participamos en paneles en torno al en ese momento naciente Plan Colombia, en los cuales increpamos a funcionarios de la embajada de EEUU frente a estas políticas, las bases militares y otros temas que nos trajeron problemas serios con la institución académica.

Ya en la calle como escenario de participación política, de su mano aprendí, de nuevo en la praxis, la importancia y el poder de las acción política directa no violenta, y la importancia singular de la participación política para la transformación y la incidencia en lo público; como acción performática novioleta llenamos de sangre y vísceras de vaca la premier de la película traducida acá como “Daño Colateral” en la cual Arnold Schwarzenegger llega cual paraco mercenario a masacrar a sangre y fuego a campesinos colombianos dizque porque a él, en el relato, le habían secuestrado a un familiar(..), también hacíamos protestas artísticas frente a la embajada de EEUU en contra de sus políticas, apoyamos la ocupación del hospital San Juan de Dios en Bogotá por parte de sus trabajadores en contra del desmonte de este, el hospital público más importante del país para ese entonces, y llenamos este hospital del pueblo de cantos, arte y cultura frente a las políticas neoliberales que lo asfixiaron.

Ese el José Cuesta del que puedo hablarles, de un INTELECTUAL ORGANICO en el sentido gramsciano, que en los momentos más difíciles de la historia reciente de Colombia, no eligió la comodidad del exilio en los países nórdicos que en un par de ocasiones le ofrecieron para él y para todo su núcleo familiar con todas las condiciones socioeconómicas y de seguridad, o enconcharse en la academia y en la literatura, sino por el contrario eligió estar siempre sin importar los costos, al lado de los excluidos y marginados, siendo su arma la participación política y la pedagogía, que desde diversos lenguajes innovadores le permitieron incidir en las realidades perversas que padece nuestro pueblo.

Durante su juventud José fue un joven de extracción popular que desde el barrio empezó a liderar procesos organizativos en pro de las comunidades, que lo llevó posteriormente a vincularse a la guerrilla urbana del M19 paralelo al inicio de sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Colombia escenario en el que se convirtió en un reconocido dirigente estudiantil, donde adquirió paulatinamente mando, fue vocero ante el Gobierno Nacional en mesas de diálogo y representó en diversos escenarios a esta organización político militar que transformó la historia Constitucional de Colombia.

Este joven inquieto en sus ideas y sus prácticas, fue víctima de desaparición forzada y por la fortuna del destino y los juegos del ajedrez político, salió vivo como uno de los tres desaparecidos aparecidos en Colombia, historia que pueden encontrar en el libro “A dónde van los Desparecidos” de la editorial Intermedio, 2007. Sin importar la tortura, la persecución política que lo llevó a necesitar escoltas durante gran parte de su vida como docente universitario, José eligió seguir en la lucha por la apertura democrática.  El profesor José Cuesta tiene hoy en día 60 años, pero parece de treintas: su energía vital lo posiciona como uno de los candidatos más fuertes a la Cámara por Bogotá en las próximas contiendas electorales para elegir el próximo Presidente y Congreso de la República.

Al verlo nuevamente en la arena política lo recuerdo en su primeras campañas políticas, siempre con los excluidos, las trabajadoras sexuales, la población LGBTIQ+, con nosotros los consumidores de cannabis, con los indígenas y su derecho al consumo de la hoja de coca (por lo que en vez de dar volantes dábamos hojas de coca), con las y los trabajadores del hospital San Juan de Dios y el Materno Infantil, con las comunidades marginadas de las invasiones del Triángulo, Corinto y Manantial, con las comunidades ambientalistas de los humedales de Bogotá y de la reserva Van Der Hammen de la cual es un abanderado, oasis de vida en medio de esta selva de cemento, con los jóvenes hip hoperos en la Plaza de Bolívar cuando en la Administración de la Alcaldía de Bogotá de Gustavo Petro en el año 2013 la derecha hizo todas las artimañas hasta que logró temporalmente sacarlo del poder, por lo cual José Cuesta y su espíritu incansable, lideró el Campamento en la Plaza de Bolívar, en el cual por más de dos meses, hombro a hombro con punkeros, hiphopers, NeoMuiscas, artesanos, y jóvenes indignados del común, lograron que volviera Gustavo Petro a su cargo de elección popular como Alcalde Mayor de Bogotá a culminar su mandato!!

José Cuesta fue Subsecretario de Gobierno y Subdirector del Instituto de Participación y Acción Comunal -IDPAC durante la administración de Gustavo Petro, desde donde se modernizaron y revitalización la Juntas de Acción Comunal -JAC y se logró reactivar las (23) JAC de la localidad del Sumapaz. Es profesor universitario con más de (20) años de trayectoria docente. Filósofo de la Universidad Nacional donde se graduó con honores con su tesis “La Democracia: Una Opción Ética de Minorías”, con Magister en Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Javeriana.  Dirigió la Fundación Simón Rodríguez por más de (15) años, desde donde de agenciaron múltiples proyectos e iniciativas sociales para la promoción de la participación comunitaria y política de la ciudadanía de Bogotá. En la actualidad José Cuesta de la mano del colectivo ciudadano BesosXBogotá busca llegar a la Cámara de Representantes por Bogotá en las próximas contiendas electorales. Buen viento y buena mar profesor Cuesta, ¡cuenta con nosotres!!!  

PD. Algo que recuerdo gratamente fue que nunca ví al profesor Cuesta almorzando solo. Siempre invitando a comer a cualquier común que se encontrará a su lado.  

Por: Juan David Ojeda López

Politólogo de la PUJ y Especialista en justicia, Victimas y Construcción de Paz de la UN