Golpe al presidente

Desde mucho antes de ser electo como presidente, los rumores dentro de quienes se oponían a su elección, que lo siguen siendo a su gobierno, era, “hay que darle un golpe”. Se cuentan por miles los mensajes en redes sociales que incluyen videos personalizados donde se insinúa que hay que dar un golpe al Presidente de la República. Lo que nunca esperamos quienes votamos por él, es que sería su propia sangre quien comenzaría por dar el primer paso.

Y es que hace poco la prensa tradicional colombiana dio a conocer los posibles líos judiciales en los que resultaría involucrado Nicolás Petro, hijo del Presidente de la República y quien ahora es acusado por su exesposa de negociar acuerdos políticos con narcotraficantes, corruptos y aliados del paramilitarismo en la Costa Atlántica a cambio de dinero para la campaña de su padre, pero que en realidad sería para llenar sus propios bolsillos. Nicolás Petro aparentemente utilizó la figura y el buen nombre de su padre para estafar a uno que otro delincuente o empresario corrupto y así poder enriquecerse muy rápido y de manera ilícita.

Todo lo anterior son hechos relatados por Days Vásquez, exesposa de Nicolás Petro y quien asegura tener pruebas pero también asevera que el presidente Gustavo Petro no sabía absolutamente nada.

Este es el primer golpe al Presidente de la República, con toda la fuerza y directo al alma.

Ante los hechos el Presidente Gustavo Petro solicitó a la Fiscalía General investigar a su hijo Nicolás y también a su hermano Juan Fernando Petro ante los rumores de posibles acercamientos negociados con delincuentes a cambio de ingresar a la «Paz Total».

Quienes somos padres y hermanos podemos imaginar lo doloroso que tuvo que ser esta decisión, pero el presidente que ha sido un hombre honorable y ejemplar, no tenía otro camino.

Es bien sabido que las familias de los expresidentes han terminado al final de los mandatos administrando grandes riquezas, los hijos de Álvaro Uribe por ejemplo son acusados de enriquecerse ilícitamente, y de tener vínculos directos en casos como el de Odebrech, a lo que siempre las reacciones del expresidente Uribe, fueron salir en su defensa. Acusaciones muy similares contra el hermano y la mamá del expresidente Iván Duque andan en los pasillos de la prensa, porque a los de la justicia nunca han llegado.

De ser ciertas las andanzas de Nicolás Petro, sería también un golpe a los 11 millones de ciudadanos que le apostaron al cambio, personas que lo dieron todo, su tiempo, su dinero, su fe y su fuerza, y que sin duda ahora se sienten traicionados por el hijo del Presidente.

Un segundo Golpe es de la prensa tradicional, esa que no pertenece a sus lectores, sino a grandes empresarios del país, incluso a mafias involucradas en contratación y demás, que solo escriben lo que necesitan que el pueblo lea, medios que buscan el lucro de sus propietarios y no que se conozca la verdad, medios que desinforman bajo el único propósito de mantener a sus dueños en la cima del poder.

Hoy vemos casi a todos los medios atacando las reformas propuestas por el Gobierno Nacional. Reformas que van en favor del pueblo y no tanto en favor de las mafias que en un coctel de política y corrupción se han apoderado del erario. Caso concreto la reforma a la salud, que sugiere acabar con los intermediarios, pero ahora esos intermediarios que se llaman EPS patrocinan artículos de prensa y hasta pagan manifestantes para oponerse a que les quiten el negocio, sí, porque la salud para ellos es un negocio, hay que darle al pueblo acetaminofén y cobrarle al estado Zolgensma.

La prensa tradicional es el arma más poderosa de la ultraderecha colombiana.

Un tercer golpe es de sus aliados políticos, que pensaron que los cambios de los que hablaba el presidente Gustavo Petro en campaña eran solo el discurso necesario para conseguir los votos que los llevarían al poder, pero una vez en el poder y que ven la coherencia del presidente y que de verdad lo que predicó en su discurso como candidato es la base fundamental de su Plan Nacional de Desarrollo, intentan fallidamente generar un revolcón a la revolución, y al no poder, amenazan con saltar del barco. Y es que muchos llegaron a este proyecto de cambio porque en campaña era lo que vendía imagen, pero nunca creyeron en propiciar el cambio con el que el presidente se mantiene firme.

El cuarto golpe es el que en secreto planifican sectores empresariales y políticos del país y, que no han llevado a cabo por dos razones fundamentales, la primera, que no han encontrado el apoyo necesario dentro de las Fuerzas Armadas de Colombia, y segundo porque los electores del Presidente Gustavo Petro están dispuestos a todo para defender su elección.

Entre todas las cuatro posibilidades de Golpe, uno ya se llevó a cabo, el golpe de un hijo a su padre, el golpe de la ambición a la coherencia, un golpe al amor.

Este es un artículo de opinión, y mi opinión es que el presidente es un hombre fuerte, que resiste, pero que necesita estar rodeado de su pueblo, del pueblo que lo eligió, del pueblo para el que trabaja y ha entregado su vida.

#TocanAPetroNosTocanATodos es lo que hoy en redes sociales dicen los electores, sin duda una posición a la defensiva, pero que deja ver no de lejos sino muy de cerca, lo que podría ocurrir el día que la ultraderecha siquiera lo intente. Hay un pueblo cansado que ha ido despertando poco a poco a causa de su sufrimiento, la visión ahora es más amplia, la fe en que Gustavo Petro como presidente pueda dar la oportunidad de un equilibrio social a las mayorías en Colombia hace parte del diario vivir, es decir, cada vez que una persona pobre va al supermercado, o que enfrenta una enfermedad o que sus hijos crecen sin poder acceder a educación superior, entonces la esperanza hace parte de su día a día trayendo a cada súplica la expresión, “Cuando será el día en que esto cambie”, pero eso no lo ha entendido la elite. Es una bomba de tiempo que podría explotar si le tocan a las mayorías la única persona en la que hoy guardan sus esperanzas.

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