Esa fotografía que se me queda en la mente

Por J.A. Londoño O.

En todos los años desde que tengo uso de razón, los momentos políticos se identifican con una imagen, con una fotografía.

Uno de esos primeros recuerdos, recuerdos de esa imagen política, fue por allá en 1982, estando en segundo de primaria, vi una imagen de Galán en el pueblo de mis abuelos. Estaba en un jeep descapotado en plena campaña política. Esa imagen quedo grabada en mi mente como parte de un imaginario que después comprobé, era un imaginario colectivo que creía y tenía puesta su fe en un cambio para el país, un futuro para la gente de a pie. Ya sabemos cómo todo acabo en 1989.

Después de las pasadas elecciones legislativas, y de conocer que solo como Pacto Histórico, en lista cerrada y cremallera, después de una semana candente y de reconteo de votos, ya tenían asegurados 20 Senadores. Por fin pude. Logre ver esa fotografía que hoy lleva un significado muy fuerte, vital para nuestro futuro como sociedad. Fue esa fotografía la que me hizo ver  un país con anhelos, con sueños, con ganas de salir de este marasmo. Fue esa fotografía la que me permitió ver y soñar que otro país es posible.  Que es posible una Colombia viable, con paz, con justicia social. Sí que es posible. Que es posible salir de este atolladero en el que estamos viviendo, en este desmadre desmadejado, ingobernable y a la deriva en lo que nos han convertido nuestro país.

Valga decir que no vote por el Pacto Histórico para el Senado. Si para Cámara de Representantes en el Exterior y en su consulta interna por Francia Márquez. Yo voté por la lista del Nuevo Liberalismo, porque allí vi gente muy buena, conocedora de las necesidades, de la Colombia más profunda. De hecho, los cinco primeros puestos son personas muy valiosas y junto a Gilberto Tobón Sanín, merecían estar en el legislativo, sin lugar a dudas.

Pero al ver esa foto, la del Pacto Histórico, esas personas que se eligieron el pasado 13 de marzo, veo esa Colombia que nunca fue representada. Por años estuvimos en manos del “Cacique de Turno”. Ese que era el que se re elegía una y otra vez con más y más votos. Ese que aparecía con saco y corbata, con ese traje “bocadillo”, que solo se distinguía por el ancho de la corbata entre una foto de un año y la otra cada cuatro. Por años hemos estado en manos de esos caciques.

Hoy, al ver esa fotografía de los Senadores y Representantes del Pacto Histórico, veo esa Colombia profunda, esa Colombia olvidada que se levanta con ímpetu, con ganas de sacar este país adelante. Esos dirigentes que conocen a su gente en el día a día. Que sufren y viven lo que cada ciudadano pasa al coger un bus, un Transmilenio. Vi al campesino cuando tiene que bajar al pueblo en flota. Vi a esa trabajadora de la limpieza que está pagando su casita de interés social y que con este salario mínimo no llega a fin de mes.  Vi esa Colombia cansada de tanto maltrato en la salud, en la educación, en sus pensiones.

Vi soluciones. Si, soluciones en el mediano y largo plazo. Porque no debemos hacernos ilusiones de lo tan desencuadernado como se encuentra nuestro país los últimos 4 años, se vaya a recomponer en un día de la noche a la mañana. Estas personas elegidas son la piedra angular de la construcción de un país desde las bases y no desde el techo y a lo bestia como se viene haciendo.

Vi la voluntad de la ciudadanía de querer un cambio, una mejora en sus vidas. Vi que puede haber voluntad política de unas inmensas mayorías nunca representadas y siempre dolientes de un “sin estado”, de un “sin recursos”, de una falsa esperanza que dormía cada 4 años en elecciones.

Ahora hay que soñar con la esperanza de esa Colombia viable. Hoy creo que esa esperanza está en la oportunidad que no podemos perder. Esa oportunidad y esa voluntad política es la de tener a Francia Márquez en la Vicepresidencia y a Gustavo Petro como Presidente. El reto es que sea en primera vuelta, porque de lo contrario nos “roban la cartera”.

Los dejo con esta reflexión:

Si en España se pudo tener un gobierno de coalición, amplio, respetuoso, con voluntad de servicio, ¿En Colombia por qué no?

El camino no será fácil, pero hay voluntad de recorrerlo. Nuestro aporte con ideas, propuestas y con nuestro voto. Como siempre, está en nuestras manos.