Cuerpos que luchan contra la violencia: una exposición que denuncia las violencias económicas de género

La exposición «Corps en lutte contre les violences» se presentó en la Médiathèque Aimé Césaire de La Courneuve, comuna francesa situada en el departamento de Seine-Saint-Denis, en la región de Île-de-France, visibilizando una de las formas de violencia de género más invisibilizadas: la violencia económica. A través de retratos fotográficos, esta muestra invita a reflexionar sobre cómo la precariedad laboral, la desigualdad salarial y la falta de acceso a recursos afectan la vida de mujeres en Francia y Colombia.

Esta exposición es una iniciativa del CCFD-Terre Solidaire, una organización de solidaridad internacional que lucha contra la pobreza y las desigualdades, en colaboración con la Corporación Vamos Mujer, un colectivo feminista colombiano que trabaja por la autonomía económica de las mujeres y la erradicación de las violencias de género, y la colectiva Juntanza Fem, una red de mujeres que impulsa procesos de reflexión y acción feminista en Francia. 

Las violencias económicas basadas en género

La violencia económica de género se manifiesta en múltiples formas: desde la limitación del acceso al empleo hasta el control de los recursos dentro de la pareja. Como explica Laura Lemmel, responsable de desarrollo asociativo del CCFD-Terre Solidaire Île-de-France, «la violencia económica es el control o intento de control de todos los recursos de una persona. Puede ir desde evitar que una mujer trabaje hasta negarle el acceso a su propio dinero o a la pensión alimenticia. Es una violencia insidiosa y, muchas veces, el primer paso dentro del ciclo de la violencia doméstica«.

Sin embargo, las violencias económicas no solo ocurren en el ámbito familiar, sino que también están arraigadas en estructuras sociales y económicas que limitan la autonomía de las mujeres, impidiendo su acceso a recursos y oportunidades en igualdad de condiciones.

El taller: el cuerpo como territorio de lucha y resistencia

Las violencias económicas dejan marcas no solo en la vida cotidiana, sino también en los cuerpos de las mujeres. El estrés de la inestabilidad laboral, la carga del trabajo no remunerado, la ansiedad por la falta de recursos y el agotamiento de la lucha constante se reflejan en fatiga, dolores físicos y una sensación de opresión que muchas mujeres migrantes y trabajadoras enfrentan a diario.

En el marco de la exposición, se llevó a cabo un taller en Francia y Colombia donde las participantes reflexionaron sobre cómo la violencia económica se inscribe en sus cuerpos. «Cada mujer empezaba a pensar en qué parte del cuerpo podían incidir esas violencias económicas. Algunas señalaron las manos, otras el cuello, el pecho o la garganta«, explica Talula Rodríguez, pedagoga, mediadora cultural e integrante de la colectiva Juntanza Fem.

A partir de esta reflexión, las participantes describieron cómo sentían en sus cuerpos la violencia económica y compartieron sus historias. Luego, con la guía de la fotógrafa colombiana Mélanie Peñaranda, cada mujer protagonizó un retrato que expresaba su experiencia de lucha y resistencia. Este proceso artístico y testimonial no solo dio forma a la exposición, sino que también permitió a las participantes transformar su vivencia en una herramienta de denuncia y sensibilización.

Mujeres migrantes y campesinas: doble vulnerabilidad

Las mujeres migrantes enfrentan barreras adicionales que las colocan en una situación de mayor precariedad. La falta de redes de apoyo, el desconocimiento del idioma y la discriminación laboral las empujan a empleos inestables y mal remunerados, muchas veces sin derechos laborales básicos. «Trabajos precarizados, bajos salarios, falta de contratos y la dependencia económica son realidades cotidianas para muchas de nosotras», explica una de las participantes de la exposición.

En el caso de las mujeres campesinas, la violencia económica se traduce en la falta de acceso a la tierra, a créditos y a mercados justos para comercializar sus productos. En Colombia, muchas de ellas han sido desplazadas por el conflicto armado y enfrentan obstáculos estructurales que les impiden ejercer su autonomía económica. La Corporación Vamos Mujer, organización feminista colombiana y coorganizadora de la exposición, ha trabajado durante décadas para fortalecer la autonomía económica de las mujeres rurales como una estrategia clave para romper el ciclo de la violencia.

Legislación en Francia y Colombia sobre violencia económica

En Francia, aunque la violencia económica no está tipificada como un delito independiente en el Código Penal, diversos actos que constituyen violencia económica, como el control de los recursos financieros dentro de la pareja, pueden encuadrarse en categorías legales existentes, como el abuso psicológico y el control coercitivo. La legislación francesa también aborda cuestiones de discriminación laboral y sexismo en el trabajo, como lo demuestra la Ley del Trabajo de 2016, que lucha contra el acoso sexista y la desigualdad salarial. Sin embargo, organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres subrayan la necesidad de una legislación más específica para abordar la violencia económica como una forma independiente de violencia de género.

Por su parte, en Colombia, la Ley 1257 de 2008, que promueve una vida libre de violencia para las mujeres, reconoce explícitamente la violencia económica de género como cualquier acción u omisión que prive a una mujer de acceso a recursos económicos, controlando su autonomía financiera. Esta ley establece medidas legales y procedimientos para la protección de las víctimas, y la Corte Constitucional de Colombia ha reforzado este enfoque a través de diversas sentencias que protegen los derechos económicos de las mujeres.

A pesar de los avances legislativos en ambos países, aún persiste una considerable brecha para que las mujeres puedan acceder efectivamente a los mecanismos legales que les garanticen una vida económica libre de violencia. Las mujeres, especialmente las migrantes y las campesinas, se enfrentan a barreras como la falta de acceso a la información, el temor a represalias o el desconocimiento de sus derechos. Esta desconexión entre la ley y la realidad cotidiana limita las posibilidades de las mujeres para alcanzar su autonomía económica y salir del ciclo de violencia que las afecta.

La exposición «Corps en lutte contre les violences» nos recuerda que la lucha por la justicia económica es fundamental en la erradicación de la violencia de género. Al visibilizar estas realidades, se abre el camino para exigir políticas más inclusivas y construir resistencias colectivas que trasciendan fronteras.


Fotografía: Exposición Corps en lutte contre les violences en la Médiathèque Aimé Césaire de Saint-Denis, Francia. 05.03.2025 | Johanna Ospina