¿Como beneficiarse de los servicios ecosistémicos desde la economía protegiendo la biodiversidad y ampliando lo Común?

Las consecuencias para la vida planetaria de los paradigmas que guían los principios filosóficos de la praxis humana y sus valores éticos tienen un impacto concreto, energético y material en la red viviente planetaria. Edgar Morin se pregunta si el Homo Sapiens no es a decir verdad más bien Homo Demens, en particular cuando analizamos críticamente las consecuencias de las sociedades productivistas-extractivistas en los dos últimos siglos, cuyo criterio de valor enmarcado en sistemas socioeconómicos capitalistas dan a la idea de progreso un sentido concreto de destrucción masiva, insolidaria y sin compasión con el resto de los Terrestres. La actuación humana después de la expansión colonial y la revolución industrial iniciada en Europa conlleva su verdad como acontecimiento, manifestándose como conjuntos de eventos al interior de la ecología planetaria, como manifestación sistémica que modifica las condiciones y las variables fundamentales de la vida misma. Por esto, proteger lo viviente y restaurar lo destruido por depredación insensata por la humanidad moderna tiene una importancia clave para la ecología planetaria. Esto requiere una acción en red entre científicos, políticos, instituciones y la sociedad civil que quieran reflexionar, investigar para mejorar las intervenciones en la protección de la biodiversidad y restauración de los ecosistemas dañados/destruidos. Esto necesariamente implica a los territorios involucrados, e impondrá la tarea de redefinir las fronteras en relación con los desafíos objetivos de los ecosistemas y territorios que han sido modificados por los hombres. Límites y fronteras que harán entrar en crisis las dualidades modernas entre naturaleza y cultura, como lo ha señalado el antropólogo francés Philippe Descola en su maravilloso libro Au-delà de la nature et la culture.

Seis orientaciones para otra praxis y gestión de la biodiversidad

Ya no es tiempo de lamentos ni de lágrimas, porque esto no resuelven los desafíos que tenemos por delante, en que se juega la vida de las décadas y siglos que vienen. Y muy específicamente, la responsabilidad de la muerte de millones de seres, tanto humanos como no humanos en un plazo insignificante a nivel geológico, es decir hasta fin de este siglo. Por esto pensamos que es tiempo de utopías concretas, plausibles y factibles, las que ya he adelantado algunas de ellas en el libro Ecoocreatividad. Utopías concretas para tiempos inciertos (editado por la editorial de la universidad de Villa María, EDUVIM). Hay consenso mundial en que es necesario crear y ampliar los espacios protegidos como ayuda y restauración de los ecosistemas destruidos por fanatismos economicistas que depreda los territorios y recursos vitales para la biodiversidad. Es una acción básica para hacer frente al declive ecológico acelerado y sus dramáticos efectos para todos los vivientes. Y es urgente porque no solo los tiempos apremian, también debido al fracaso de las políticas de preservación, según muestran los datos del IPBES en sus informes sucesivos. Por lo tanto, los imperativos políticos deberán regular la ampliación de lo común y la planificación del cuidado que restaura e impida nuevas degradaciones. Esto será un límite a los criterios, la mundialización económica y a los sistemas que tienen el laissez-faire y el libre mercado como modelo economicista o actual. Los criterios de base, debería ser al menos próximos a estas seis variables, que proponen los especialistas[1]:

  1. La abundancia de lo viviente, la biomasa y las funciones ecológicas que cumplen en territorios sin limitarse, por las fronteras de los Estados-Naciones
    1. La cantidad de las especies amenazadas.
    1. Procesos bióticos (sitios de migración y/ o de reproducción) que deben respetarse y protegerse como condición indispensable de la salvaguarda de especies que deben tener un mismo marco regulatorio humano, independientemente de los países y regiones.
    1. Originalidad de las comunidades (animales, vegetales y microrganismos), hay especies que se encuentran solo en determinadas regiones haciendo muy pequeño el margen de espera e intervención de la protección.
    1. Rol del canal o corredor entre especies protegidas, situación en la que  la propiedad privada debe ser puesta profundamente en consideración por el derecho internacional, al igual que la importancia de lo común intergeneracional.
    1. Escasa modificación hecha por los humanos. Los lugares vírgenes y de escaso impacto de los humanos son en porcentaje demasiado ínfimos e incluso, en algunas regiones, inexistentes.

Sin embargo, esto es más un nuevo problema, aunque arrime sugerencias de expertos científicos en políticas ambientales. Evidentemente, traerá esto nuevas conflictualidades políticas porque dos mil millones de humanos son presentes, aproximadamente, en estos espacios. Habría que proponer modos de progresar con la biodiversidad en complementariedad con la protección de los ecosistemas que deben ser simbióticos y empáticos con lo viviente. Por esto es por lo que habrá que encontrar las maneras de reducir los antagonismos canalizándolos institucionalmente en democracias radicales, para intentar disminuir el impacto de nuestras sociedades en los ecosistemas. Habrá que reintroducir especies salvajes, para restaurar los procesos ecológicos desaparecidos que a la vez reactualizarán viejos problemas (como la reintroducción de lobos, linces y animales en serio riesgo de extinción). Por lo dicho anteriormente, los eco/socio sistemas deberán estar alertas a la rapidez y la brutalidad de los cambios globales que obedecen a tiempos y lógicas económicas-productivas y geopolíticas siendo el problema mayor o el riesgo de una degradación aún más acelerada si no se ponen en claro las prioridades ambientales en sus tiempos y magnitudes.

Resoluciones prácticas para reducir las presiones sobre la biodiversidad .

Harán falta instituciones internacionales, por ejemplo, una OME (organización Mundial de la ecología) que subordine al FMI , al BM y al GATT. Dicho esto, muy rápidamente, hay cinco variables medibles y panificables por gobiernos, agencias gubernamentales y administraciones públicas. Es de adelantar que los datos y las informaciones que se dispongan deben tener un carácter público, cooperativo, que debería trascender las fronteras e intereses geopolíticos y sectoriales. Estas cinco variables necesitaran de la inteligencia colectiva inter y transdisciplinaria, pensando como humanidad que asume ser parte integrante en igualdad de importancia con todo lo terrestre:

  1. Las poluciones (análisis diacrónico y sincrónico, a nivel histórico y prospectivo)
  2. El cambio climático (en concordancia con las otras ocho variables que mide el GIEC)
  3. La sobre explotación de recursos bio-químicos y energéticos
  4. Las especies exóticas invasivas (control riguroso a escala internacional)
  5. La destrucción de hábitats (en cantidades mensurables, analizando proyecciones temporales y objetivos enmarcados, con consecuencias jurídicas nacionales e internacionales)

Una segunda dimensión por analizar podría ser el reorganizar la economía y los sistemas productivos. Por ejemplo, si analizamos solo la agricultura, habría tres variables como la producción por los recursos e insumos, lo alimentario como efecto concreto en lo humano, y lo energético, no solo en relación con la descarbonización de hábitos de vida y productivos, sino en sentido más integral y holístico.

  • De producción, cambiar de un modelo extractivista e industrial de monocultivos y uso intenso de nutrientes y de pesticidas para fumigar a uno más simbiótico, donde la agroecología y la permacultura sean la clave, no utilizando pesticidas, promoviendo la diversidad de cultivos y su rotación, con parcelas más pequeñas y con la inclusión de bosques, pantanos y animales.
  • Alimentarios, con un fuerte impacto en la salud, recuperando sabidurías de salud milenarios como el ayurveda, el taoísmo, la experticia de chamanes en el conocimiento de plantas)
  • Energéticos, descarbonizando tanto la producción y los hábitos de vida (transporte, alimentación, habitación) implica un cambio de paradigma, un nuevo imaginario. Es decir, donde la reducción economicista, mecanicista, materialista y química deje lugar también a interpretaciones holísticas, intégrales y energéticas de carácter sistémico.

Esto implicará un cambio de paradigma en lo educativo y cultural, porque afectará los imaginarios sociales y los mitos que los sustentan. Port esto, nuevas formaciones laborales para un saber adecuado serán el momento para desplegar nuevos contenidos para los actores que requerirán estar preparados para los cambios socio- económicos ya en marcha. Demorados por la ignorancia de las elites en pleno auge de la IA y por las dirigencias políticas eurocéntricas, que parecen no haber alertado que estamos en el siglo XXI. Los esfuerzos de los que comprendan el sentido de estos cambios transformadores deberán ser reconocidos e incentivados como ejemplos de conducta y actitudes de las cuales aprender críticamente. Esto no implica que no haya lugar para el error y el cambio de orientación, solo señalamos que estamos en épocas extremadamente creativas e innovadoras. Se necesita para esta etapa experimental e incierta, además de lideres pensantes y formados, talentosos por la imaginación y la creatividad.

Los efectos en los modos de vida serán fruto de reorganizaciones económicas en donde el consumidor debería dejar el lugar de la docilidad y la sumisión como ciudadanos, sostenidos por instituciones que ponen a disposición las informaciones necesarias y los procesos decisionales apoyados en instituciones robustas. La sobriedad deberá recurrir a las sabidurías antiguas y modernas, de diferentes aires culturales e históricos, donde la caridad, la generosidad, el amor y la compasión no solo con lo humano nos harán actuar en el entramado viviente, mezclando política y espiritualidades en las decisiones tanto personales como comunitarias.

 Por esto en las ciencias sociales y políticas hay diversos temas y preguntas relacionados con los contextos presentes y futuros a los que deberemos apuntar tanto individual como colectivamente. Los resumimos en cinco perspectivas que deberán ampliar lo común y público, limitando las desigualdades y la aceptación de beneficios por minorías privilegiadas:

  • La creación y consolidación de contextos económicos favorables para la transición ecológica son indispensables en esta primera etapa, en la que alginas regiones y países tienen ya experiencia a compartir.
  • Reducción del consumo de energía por habitante, dando una “carta de crédito de emisiones de carbono”, como forma de justica social y económica distributiva entre clases y regiones. Quien contamina más de lo permitido y asignado (viajes, objetos), transfiere en lo económico a los que son más sobrios o pobres.
  • Reducir el consumo de proteínas animales, para reducir la superficie de tierras cultivables delegadas a la alimentación animal, reduciendo así la cantidad de alimentos y desviándolos a paliar el hambre extremo de millones de personas y de regiones afectadas por el cambio climático.
  • Reducción material -energética del consumo ligado al ocio y al lujo (jets privados, gastos y practicas muy costosas en lo energético como pistas de sky en zonas sin nieve, terrenos de golf en zonas muy secas, etc.)
  • Reforzar la presencia de vegetación, de alimentos y recurso en común en las ciudades

Inspiraciones y enseñanzas

Compilar experiencias y ejemplos, tanto negativos como positivos de culturas y civilizaciones en la historia (regiones del medioevo europeo, civilizaciones andinas prehispánicas, comunidades de la selva amazónica) es importante porque pueden inspirar a producir cambios inteligentes para preservar la biodiversidad, mejorar el marco y la calidad de vida que tiene un impacto directo sobre la salud de todos los vertebrados y muy particularmente, en todos los humanos. La salud es un tema integral y holístico, que ya está en debate científico, filosófico, espiritual y político. Los cambios, en el sentido que de seguir con mas de lo mismo (con el modelo actual, o de modelos ecofascistas como degradación democrática) retardaran lo necesario de las tansformaciones pertinentes, de orientación ecoocreativa.  Sea cual se el camino a experimentar, estos  afectaran a todos los sectores de la actividad humana en sus dimensiones económica, políticas, culturales y sociales. También habrá alteraciones en todos los niveles (individual, organizacional, institucional, histórico estructural), el sentido dependerá de las implicaciones y del sentido creado por las sociedades democráticas en contextos mediados por redes tecnológicas y la IA. La protección de los ecosistemas, reduciendo las presiones demandará imperativamente reorganizar la economía y las instituciones políticas porque deberán modificarse junto con los estilos de vida. Por esto deberán pensarse creativamente la ecología y la cooperación necesaria para poner en marcha experimentos postneoliberales que amplíen lo común despojándose de visiones utilitaristas de carácter especista y hábitos dominantes en todas las dimensiones y niveles sociológicos.