La izquierda es una categoría política que debe identificar progreso, justicia e igualdad en una sociedad; recordemos que dos términos «izquierda» y «derecha» nacen a la vida política en Francia, en la asamblea nacional después de la revolución de 1789. Para ese entonces el presidente de la asamblea nacional estaba sentado frente a los diputados de las diferentes formaciones políticas y para la época la naciente república tenía un debate central entorno a la construcción de la democracia, este era sobre el derecho del rey Luis XVI a vetar las leyes y decisiones adoptadas en la Asamblea Nacional.
En los suntuosos aposentos de la Asamblea Nacional en Versalles, los partidarios de limitar los poderes monárquicos estaban sentados en las sillas a la izquierda de quien presidia la asamblea, entre ellos estaba Robespierre como uno de los más conocidos revolucionarios; del otro lado es decir a la derecha, sentados en las sillas de honor estaban agrupados quienes defendían ideas más conservadoras y que deseaban dar poderes amplios al rey. En medio de una gran pluralidad de cada campo, los debates que se siguieron para establecer una constitución republicana, agruparon a los defensores de ideas más progresistas a la izquierda del salón y a quienes defendieron ideas más conservaduristas en el lado opuesto, es decir a la derecha del presidente de la Asamblea; es así como estas dos palabras nacen para convertirse en categorías políticas.
Estas dos líneas de pensamiento se consolidan en el tiempo y evolucionan colocando en campos diametralmente opuestos las ideas de izquierda y de derecha. Bien, a partir de este recuento histórico me referiré a la izquierda que hoy encontramos en Francia y en Colombia, que me trae muchas semejanzas, particularmente en dos de sus más jóvenes movimientos políticos, uno llamado la «Colombia Humana» que nace con una gran fuerza en las pasadas elecciones presidenciales, hasta disputarle el triunfo electoral a la derecha extrema de Colombia. Y del otro lado del Océano Atlántico está el movimiento de la «Francia Insumisa» que nace para las elecciones presidenciales de 2017 y que hoy es el movimiento de la izquierda francesa con mayor número de diputados en el parlamento europeo como en la Asamblea Nacional.
Voy a dar elementos de coincidencia entre estas dos agrupaciones que hoy son protagonistas de la lucha política y electoral en dos países por los que tengo profundos afectos. El primer elemento es el nombre, cada organización toma el nombre de su país, caso no muy frecuente en las fuerzas políticas de izquierda, quienes, en sus concepciones teóricas más ortodoxas, señalan a los estados nación como creaciones de las burguesías que dividen artificialmente los pueblos para explotarlos con más facilidad evocando peligrosos «nacionalismos».
Los dos movimientos se constituyen en las dinámicas de las nuevas izquierdas, menos ortodoxas y con un gran componente juvenil entre simpatizantes y militantes, se puede explicar cómo ese proceso de cambios y evoluciones de las izquierdas en el mundo, después de la caída del muro de Berlín y del bloque del comunismo real con la ex-unión soviética a la cabeza. En América latina emergen con mucha fuerza los triunfos electorales de una izquierda progresista, la de Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, Correa en Ecuador, Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Pepe Mujica en Uruguay y sumado a este bloque con fuertes lazos de amistad y cooperación Cuba y Nicaragua, países gobernados por izquierdas más tradicionales. En Europa si bien el fenómeno no es de triunfos electorales, si lo es el surgimiento de nuevas izquierdas y aquí se debe resaltar el surgimiento del movimiento «Podemos» en España, «Syriza» en Grecia, «Die Linke» en Alemania y la «Francia Insumisa» en Francia.
En su construcción como fuerzas políticas de izquierda hay innovaciones, cambio de paradigmas, de lenguaje y formas de organización. De estas nuevas izquierdas tomo dos movimientos como referentes, «Colombia Humana y Francia Insumisa» cada uno tiene su figura emblemática, con un reconocimiento amplio en la sociedad, ambos son muy elocuentes y excelentes oradores, poseedores de un rico bagaje intelectual y quienes, sin ser muy jóvenes, si movilizan un electorado importante en las nuevas generaciones. En la Colombia Humana, Gustavo Petro quien militó en el M-19, ha sido reconocido en su labor de denuncia de la corrupción y el paramilitarismo desde el Congreso colombiano en ambas cámaras. En la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon militante trotskista en su juventud, participó en el partido socialista francés desde Mitterrand y se separa de ellos en el 2010 para crear el «partido de izquierda» que sirve de base a la Francia Insumisa unos años más tarde.
Estas figuras de la vida política en sus dos países, tienen personalidades parecidas, sus formaciones políticas se han creado entorno a ellos, su protagonismo es incuestionable y se les critica su arrogancia y falta de sencillez, para sus opositores son unos «populistas».
También coinciden en que son el blanco de todos los ataques, especialmente de la derecha, pero también de la izquierda más tradicional y sobre todo de los grandes medios de comunicación, quienes a pesar de su importancia en la vida nacional les dan muy poca participación a estos dos personajes de la vida política. Sin embargo, en sus contadas intervenciones en los medios de consumo masivo siempre salen airosos y brillan por su capacidad y conocimiento a pesar de los agresivos y múltiples ataques. Esas son cualidades que atemorizan a sus contendores, recordemos que el actual presidente Iván Duque no aceptó un debate en la segunda vuelta electoral con Gustavo Petro. Coincide también que para tratar de enlodar la imagen frente a la opinión pública los opositores y medios de consumo masivo han creado epítetos como de «islamo-izquierdista» para Mélenchon y «castro-chavista» para Petro, remoquetes que solo desean causar desaprecio entre la ciudadanía.
Mélenchon como Petro confían en la movilización y ambos han llamado a la desobediencia civil como método de lucha de la ciudadanía frente a las decisiones antidemocráticas de sus gobiernos respectivos, lo que les ha costado virulentas críticas por parte del establecimiento.
Cambio una de época, se podría señalar así la coincidencia en la estrategia política de estos dos dirigentes, para Mélenchon es la «VI República», que rompa con la actual gobernanza y que sea creada a partir de una asamblea nacional constituyente con la participación amplia y soberana de la ciudadanía, más allá de los grupos electorales o formaciones políticas. Petro propone un «Pacto Histórico» para una transición a la democracia, que se materialice en una alianza de una lista unitaria para las elecciones de las dos cámaras, dándole prioridad a mujeres salidas de los movimientos sociales y a los líderes populares. Para este cambio de era ambos analizan la historia actual, moderna y antigua y como opción plantean basarse en valores que den esperanza en un periodo de degradación de la vida, del altruismo, de la solidaridad y de la fraternidad; coinciden una vez más en dos ejes claves de sus proyectos políticos, lo humano y lo ambiental, para Mélenchon su consigna es «Primero lo humano» y para Petro la «Colombia Humana».
Sus programas y sus discursos políticos tienen propuestas muy similares, Mélenchon habla de la transición energética para salir de la energía nuclear y del petróleo, para Petro es prioritario también salir de las energías fósiles y pasar a energías renovables, solar y eólica especialmente ; ambos coinciden en que esta transición es una oportunidad para la generación de empleo y la protección del planeta así como para favorecer el desarrollo del conocimiento base de prosperidad y mejoramiento en las épocas venideras .
Los dos movimientos se construyen de maneras similares, guardando las proporciones de las condiciones subjetivas de cada país, pero sin temor a equívoco si puedo afirmar que ambos líderes proponen que la gente se organice libremente, lejos de estructuras partidarias rígidas; Petro habla de ciudadanías libres y de la construcción de nodos desde lo local; mientras que para la Francia Insumisa es la organización autónoma de grupos locales muy ligados a la abundante vida asociativa francesa .
Estas dos fuerzas se apoyan y mezclan en las luchas sociales, la Colombia Humana muy activa en el movimiento del «Paro Nacional» del 21 de noviembre de 2019 y la Minga indígena para dar solo dos ejemplos y para la Francia Insumisa ha sido muy importante participar en los «chalecos amarillos», en todos los casos grandes movimientos sociales de gran impacto en la vida de cada país e igualmente violentamente reprimidos por los gobiernos.
Petro y Mélenchon ven la necesidad de un estado fuerte, poseedor de áreas estratégicas para cada país, la educación es señalada por ambos como el área principal, base de la creación y transmisión de conocimiento y de generación de bienestar; para los dos es incuestionable una educación pública gratuita y de calidad como garantía para la juventud motor de la sociedad.
En temas económicos son numerosas las coincidencias. Proponen reindustrializar cada país en áreas necesarias y estratégicas que garanticen en especial la soberanía alimentaria y farmacéutica. Salir del extractivismo y pasar a economías de producción agrícola y consumo más local, reduciendo las cadenas de distribución.
En el tema tributario, también coinciden los dos; buscarán reducir y eliminar exenciones tributarias a los grandes capitales, especialmente a esos capitales improductivos, entre ellos la distribución de dividendos, así como también atacar la evasión fiscal, la fuga de capitales y los paraísos fiscales. Para ellos es clave fomentar la inversión en áreas productivas con créditos de fácil acceso y bajas tasas de interés para la pequeña y mediana empresa, cabe anotar que en ambos países son las mayores generadoras de empleo. Proponen un alza general de salarios, como dinamizador del consumo interno y del ahorro; reducción de la jornada laboral; para Francia, Mélenchon propone 32 horas semanales, Petro no ha dado una cifra precisa, pero si ha evocado ese punto en numerosas intervenciones y la disminución de la edad de jubilación, estas dos últimas medidas son propuestas por ambos candidatos como generadoras de empleo en el corto plazo.
Para enfrentar la crisis consecuencia de la pandemia, estos dirigentes proponen la emisión monetaria administrada directamente por los gobiernos, debido que hasta ahora son los bancos quienes reciben el dinero emitido de la Banca Central Europea y por el Banco de la República para cada caso; situación que beneficia directamente a los bancos privados quienes invierten en la especulación financiera teniendo grandes beneficios, pero sin colocar recursos en la economía real.
Mélenchon propone un salario universal, acompañado de medidas como el control de los cánones de arrendamiento que impida que supere el 25% del ingreso familiar. En Colombia es más complejo porque no existe una política social que impacte la sociedad, entonces una propuesta de Petro está al rededor la creación de una renta básica para los sectores más pobres y fijada en 1 salario mínimo mensual, estas son propuestas para la reducción inmediata de la pobreza y reanimamiento de la economía. Estos dos políticos también encuentran los modelos de gobierno en sus respectivos países muy centralizados en sus capitales, quienes son centros de poder económico y político, dejando olvidadas amplias regiones, por lo que para ambos debe avanzarse hacia una acelerada descentralización.
Bien, después de este ejercicio y abstrayéndome de muchas de las realidades bastante diferentes, entre estos países y entre sus pueblos muy distantes en la geografía y en la historia, si existen para ellos circunstancias que los semejan, ambos son víctimas de la aceleración del modelo neoliberal, sus pueblos luchan y se expresan ante la injusticia social y son víctimas de la represión. Ambos tienen cifras elevadísimas en la pandemia de covid-19 dejando 85 mil familias en luto en Francia y 60 mil en Colombia.
Seguramente seguiremos escuchando hablar mucho en el futuro cercano sobre la Colombia Humana y sobre la Francia Insumisa, no solamente en las elecciones parlamentarias y de presidente que ambos países coinciden para el mismo año 2022, sino seguramente en la movilización y la lucha social.
Espero optimista un triunfo de estos pueblos, espero optimista que le den un giro radical a las políticas de austeridad que solo generan pobreza y violencia.
Todavía cantamos, todavía pedimos,
todavía soñamos, todavía esperamos,a pesar de los golpes
que asestó en nuestras vidas
el ingenio del odio
desterrando al olvido
a nuestros seres queridos.
Víctor Heredia
Gustavo Rojas
Profesor y facilitador de procesos sociales.