Cambio de Ministros en el Gobierno Petro: Ventana de oportunidad y relanzamiento del proyecto político.

El «remezón ministerial” del presidente Gustavo Petro ha tomado por sorpresa a la opinión en general. La negativa de los partidos tradicionales, a votar las reformas, ha precipitado la ruptura del Pacto Histórico, y de sus aliados satélite, con los Partidos Conservador, Liberal y U, quiénes ahora verán como el agenciamiento en el Congreso del Gobierno podría generar un divorcio entre las bases y las directivas de dichas colectividades. La incógnita persiste ¿en sí qué gana Petro con su nuevo remezón ministerial?

Aquí les dejo algunas pistas..

  1. Gana lealtad: con el arribo de William Camargo, antiguo director del IDU de Petro, al Ministerio de Transporte, y de Ricardo Bonilla, ex Secretario de Hacienda al Ministerio del mismo nombre, la defensa del metro subterráneo, y la modificación de la “ley de metros” está asegurada.

Recordemos que la “ley de metros” estipulaba que el Gobierno Nacional no podía financiar por encima del 70% obras de transporte férreo, lo que sometía la toma de decisiones al capricho del financiador minoritario (30%), es decir al designio de los alcaldes y Gobernadores de turno.

Con Bonilla y Camargo, las mesas técnicas del metro, con la Administración de Bogotá, tendrán dos voceros de entera confianza del presidente, y el entendimiento con el Gobierno chino, para la modificación del contrato, se hará con mayor celeridad y prontitud.

  • Gana manejo político: aunque efectiva para poner en el centro del debate, en foros académicos y mitines públicos, los ejes centrales de la Reforma a la Salud, la ministra saliente Carolina Corcho, fue incapaz de interlocutar con efectividad con los partidos políticos tradicionales para conseguir los votos necesarios para sacar adelante la iniciativa.

Por esos motivos es positivo el relevo en las riendas de ésta álgida cartera, la cual requiere de pragmatismo para cabildear la Reforma. La llegada de Guillermo Alfonso Jaramillo, ex secretario de Salud y de Gobierno durante los 4 años de Petro en el Palacio de Liévano, es una bocanada de oxigeno a la noción de concertar los votos a favor de la iniciativa gubernamental con los Congresistas.

Recordemos que Jaramillo, en su paso por la Secretaría de Gobierno de Bogotá, fue el encargado del manejo político con el concejo para tramitar a favor del Distrito con éxito las iniciativas de la Bogotá Humana.

  • Gana cohesión con sus aliados de Gobierno: aunque en los últimos días el ex presidente Juan Manuel Santos criticó el “relevo ministerial”, personas de su equipo de Gobierno, como Luis Fernando Velasco en Mininterior, y Mauricio Lizcano en MinTic, han logrado un espacio político relevante en este nuevo gabinete. Con ellos, sin duda, Petro gana relacionamiento con sectores por fuera de la izquierda. Aunque Alfonso Prada ha salido del Ministerio del Interior, todo vislumbra que seguirá en el Gobierno en algún otro cargo estratégico ¿Ministro de Defensa, Embajador en Estados Unidos? Pronto lo sabremos…
  • Gana coherencia y fuerza discursiva: mantener a Gloria Inés Ramírez (Unión Patriótica), quien tendrá la tarea de impulsar las reformas pensional y laboral, y al ministro de Comercio Germán Umaña, quien defiende una agenda exportadora que protege a productores nacionales, genera cohesión en las bases del Pacto Histórico y reafirma la importancia de la familia comunista en el seno del Gobierno del Cambio. Ramírez es además la persona encargada de reemplazar al presidente en sus funciones cuando éste no está.
  • Gana legitimidad: sin cuotas de las actuales direcciones liberal-conservadora, Gustavo Petro tiene la oportunidad de relanzar su discurso antimafias, y anti política tradicional, ante la opinión pública y su núcleo duro de votantes.

Después de 9 meses de Gobierno, en sentido contrario a lo que los medios hegemónicos, y los “politólogos de bolsillo” presentan como “crisis gubernamental”, Gustavo Petro ha logrado configurar un nuevo Gabinete más cohesionado y alineado con el Plan de Desarrollo, poniendo por encima de un “vacío concertacionismo sin resultados” una sola premisa: transformar a Colombia fortaleciendo el proyecto político del cambio.