Por : Reuters y EFE
“Las AFP, en esta reforma, se terminan”. Con esta sentencia, el presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció el envío al Congreso de una reforma de pensiones que pone fin al actual sistema privado de administración de fondos.
En un mensaje por radio y televisión, el mandatario dijo que la reforma está basada en principios de seguridad social con contribuciones del Estado, empleadores y trabajadores; y contempla la creación de un administrador público de fondos, para poner fin a la gestión exclusiva de las criticadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
“Existirán nuevos gestores de inversión privados con el objeto exclusivo de invertir fondos previsionales y, además, existirá una alternativa pública, lo que permitirá promover la competencia con la entrada de nuevos actores”, dijo el jefe de Estado.
“Queremos dejar atrás, de esta manera, un sistema extremo, que no ha sido capaz de cumplir con las expectativas que se pusieron en él y que tiene reconocidas deficiencias”, añadió.
El actual sistema de pensiones fue instaurado durante la dictadura militar de Augusto Pinochet y es financiado únicamente por los trabajadores, quienes aportan mensualmente el 10% de su sueldo. La mejora de las pensiones fue una demanda clave de las protestas de 2019 que sacudieron al país durante meses.
El plan propuesto por Boric mantendría las contribuciones individuales y crea un aporte que aumentaría gradualmente hasta 6% de parte de los empleadores. El estado también contribuiría a través de un programa creado hace pocos años que ya entrega pensiones básicas para jubilados vulnerables.
El nuevo sistema también reconocería el trabajo doméstico y de cuidados.
“En Chile, el 72% de las pensiones son inferiores al salario mínimo y uno de cada cuatro jubilados recibe una pensión que está por debajo de la línea de la pobreza”, declaró el presidente. “Esto ocurre al mismo tiempo que las AFP perciben tremendas utilidades, aunque los resultados y la rentabilidad de los fondos sean negativos”, acotó.
La propuesta del gobierno establece además que los ahorros previsionales en las cuentas individuales se mantendrán como propiedad individual, podrán heredarse y no serán jamás expropiados, tal como funciona hoy.
Cuando se implantó en la década de 1980, el sistema de capitalización individual prometía sólidos pagos.
Si bien las AFP impulsaron un auge económico interno al llevar liquidez al mercado de valores, la informalidad en el mercado laboral y un interrumpido historial de contribuciones son algunos de los factores que influyeron en que los pagos estén muy por debajo de las necesidades de los jubilados.
Gobiernos anteriores han tratado de reformar sin éxito el sistema de jubilaciones y ahora la propuesta de Boric tendrá que abrirse camino en ambas cámaras del Congreso, donde la coalición gobernante de izquierda es minoría.
El gobierno de Boric, que asumió en marzo pasado, también promueve una reforma tributaria, actualmente en discusión en el Congreso, con la que espera financiar parte de los cambios en las pensiones.
Durante la pandemia de COVID-19, legisladores de oposición al entonces gobierno de Sebastián Piñera -antecesor de Boric- promovieron retiros parciales de los fondos de pensiones como medida de emergencia frente a la crisis sanitaria que drenaron miles de millones de dólares del sistema.
El modelo actual
Implantado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1980), el sistema fue pionero en la región en establecer la capitalización individual y en desechar el modelo de reparto.
Cada trabajador formal está obligado a aportar el 10% de su sueldo mensual a una cuenta personal de la que puede disponer cuando se jubile (60 años las mujeres y 65 años los hombres) y que es tutelada por una de las siete Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) que existen.
Las AFP, empresas privadas reguladas por el Estado, obtienen beneficios millonarios tras invertir esos ahorros en los mercados, que suman cerca del 8% del PIB chileno.
Actualmente existen siete AFP que gestionan los ahorros de los trabajadores, que al momento de afiliarse deben elegir entre cinco tipos de fondo (A, B, C, D y E) en función de su aversión al riesgo.
Sus defensores argumentan que el modelo ha contribuido al desarrollo del mercado nacional de capitales y explica en un tercio el mayor crecimiento económico que Chile ha experimentado desde 1980 en adelante, según un estudio de la Asociación de AFP.
Sus detractores, sin embargo, consideran que las inversiones de las AFP han beneficiado exclusivamente a las élites y que el sistema sólo funciona si se tiene un empleo estable y un ingreso alto, algo impensable para la gran mayoría de los trabajadores.
En 2008, se hizo una reforma y se creó una pensión financiada por el Estado, dirigida al 60% más pobre que nunca había cotizado o que recibía pensiones muy bajas.
El aporte estatal se amplió en 2021 hasta los 185.000 pesos mensuales (200 dólares).