Investigadoras y activistas feministas y de lenguas originarias, GeFemLat, grupo de investigación «Género y feminismos en las Américas Latinas», la colectiva Alerta Feminista y Atuqpa Chupan Riwista, revista peruana científica y académica en lengua quechua expresan su preocupación sobre la situación en Perú
Según una de las activistas que promueven la iniciativa de la recolección de firmas «buscamos sobre todo sumar y mostrar los apoyos internacionales, así como sensibilizar más precisamente desde el enfoque de género y de quienes trabajamos sobre culturas y lenguas indígenas al respecto, debido escasas o tergiversadas informaciones que circulan incluso en estos espacios«
Amnistía Internacional, comunicó este 10 de enero de 2023 que las autoridades peruanas «deben cesar de inmediato el uso innecesario y desproporcionado de la fuerza contra la población civil, como primer paso que siente las bases de una salida a la actual crisis que enfrenta el país, dijo Amnistía Internacional hoy, tras la muerte de 18 personas, incluyendo un policía en Juliaca, Puno, entre ayer y la madrugada de hoy».
Desde que iniciaron las protestas sociales en diferentes regiones del país el 7 de diciembre de 2022, al menos 40 personas, entre ellas menores de edad, han muerto, y decenas, entre civiles y policías, han resultado heridas, muchas de ellas por impacto de armas de fuego, en el contexto de la represión de manifestaciones, señaló el movimiento defensor de derechos humanos Amnistía Internacional.
Esta juntanza de investigadoras y activistas feministas y de lenguas originarias rechazan la brutalidad con la que las y los manifestantes que salieron a las calles en todo el país fueron reprimidas por la policía y las fuerzas armadas desde el inicio del estallido social. Asimismo, denuncian la instrumentalización de las luchas feministas y el uso político del quechua y la cultura andina hechos por Dina Boluarte para legitimar su régimen.
Fotografía: Klebher Vásquez – Agencia Anadolu
Una violencia de larga duración
Es lamentable constatar que desde la creación del Estado-nación peruano hace más de 200 años, la mayoría de las víctimas mortales de la represión del Estado provienen de las zonas más precarizadas, con las tasas más altas de población indígena y hablantes de lenguas originarias. Las manifestaciones y personas asesinadas rinden cuenta de una historia de marginalización y desigualdad de larga duración que no se restringe al contexto político actual. A un año de las celebraciones del Bicentenario de la República, y al igual que durante el conflicto armado interno peruano (1980-2000), los rostros de la violencia siguen siendo los mismos, la impunidad también.
La población andina y amazónica continúa siendo víctima del menosprecio social y político presente tanto en los comentarios y accionar de la clase política como en los discursos mediatizados a través de los principales medios de información, en los que las familias de las víctimas brillan por su ausencia y donde el “terruqueo” (acusar de terrorismo al adversario político para desacreditarlo) es pan de cada día. Tratadxs de “senderistas”, “azuzadores” o “vándalxs”, estos discursos y tácticas políticas muestran que se sigue reduciendo a potenciales terroristas a la población indígena por su orígen étnico, social y geográfico y cuán fácilmente ésta se convierte a través de los medios de comunicación y ante la opinión pública en el enemigo de la patria que habría que combatir/destruir, en aquellos cuerpos cuyas muertes no valdría la pena llorar. Lejos de ser motivo de duelo nacional, los únicos que parecen interesarse en la amplitud de la violencia, las voces y los rostros de las víctimas, son los medios independientes e internacionales.
Instrumentalización política de las luchas feministas
Desde su llegada al gobierno, Dina Boluarte ha buscado transmitir la imagen de una mujer andina cercana al pueblo y al mismo tiempo una mujer ejemplar, cuyo “rol histórico” como primera mujer presidenta de la república peruana sería ser “un ejemplo” para las nuevas generaciones de mujeres. Presentándose como “víctima ejemplar” del machismo (que no la dejaría gobernar), Boluarte hace un llamado a la sororidad de las mujeres y hace hincapié en su rol de madre para acercarse a la población mediante un discurso familialista y maternalista. La reciente nominación del ultraconservador y LGBTIQfóbico Oscar Manuel Becerra como ministro de educación no hace sino subrayar a fin de cuentas cuán lejos de la agenda política del gobierno se encuentran los derechos de las mujeres y de la población LGBTIQ.
Como feministas, recordamos que la sororidad no puede reducirse a un esencialismo oportunista, que la violencia se ejerce de manera interseccional, y que el uso de Dina Bonuarte de las luchas históricas contra las opresiones no hace sino perjudicar estas luchas. Además, subrayamos que la militarización del país, el aval y el elogio de la “mano dura” de las fuerzas del orden no hace sino reforzar los símbolos recalcitrantes de una masculinidad guerrera que justifica el uso implacable de la violencia. En este contexto, nuestro apoyo y sororidad se encuentra del lado de las madres, hermanas, compañeras, y seres queridos de las víctimas y de lxs manifestantes.
Uso político de las lenguas originarias y de la cultura andina
Natural de los Andes peruanos (Apurímac), Dina Boluarte se ha dirigido contínuamente a la población en quechua para hacer un llamado “al diálogo”. Recordamos que no basta con hablar una lengua originaria para entablar un diálogo con sus locutorxs, sobre todo si estxs no son escuchadxs ni se les brinda espacios para que puedan expresarse. El uso del quechua para legitimar una gestión política represiva y para atribuirle una falsa impresión de inclusión, no es sino un uso político de la lengua. Quien se presenta como la presidenta de “los nadies”, la representante del “Perú profundo”, es la responsable política del asesinato de personas andinas de familias quechuahablantes. Familias a quienes les pide “pasar página” e incluso que las muertes de sus familiares sean investigadas por el fuero militar y policial. Entretanto, el Congreso, menos preocupado que de costumbre por los orígenes de Dina Boluarte y sus intervenciones en quechua, aprovecha para presentar proyectos de ley que ponen en peligro a la Amazonía y a las comunidades indígenas que dependen de ella.
Como investigadorxs y activistas feministas y de lenguas originarias, hacemos un llamado al cese inmediato de la represión, al respecto de los derechos humanos y a la protección de todxs lxs manifestantes, a la apertura de una investigación imparcial sobre las muertes de los 28 ciudadanos peruanos, al acceso a la justicia para las víctimas, así como a una reparación del Estado, y al desarrollo de un verdadero diálogo democrático e intercultural. Llamamos al conjunto de colectivos, activistas e investigadorxs de la comunidad internacional que abordan problemáticas de género, sobre los Andes y las lenguas originarias, a firmar este comunicado y a unirse a las diferentes iniciativas locales* en apoyo a lxs ciudadanxs peruanxs.