Anchicayá: La dignidad del río, es la dignidad de los pueblos.

Presentado y aprobado en el marco de la V Edición del Diploma en Derechos Humanos para Periodistas organizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de Ciencias de la UNESCO y La Red Dialoga de Periodistas por los Derechos Humanos en las Américas y el Caribe

Este canto de resistencia la compuso Luis Carlos Ángulo, 34 años, río Anchicayá, agricultor, pescador, minero artesanal y vocalista. La compuso con otros compañeros tras la contaminación del río Anchicayá en el 2001, y la canto en la marcha en Bogotá. Video en https://www.instagram.com/humanconet.es/

El 21 de julio de 2001, la Empresa de Energía del Pacífico S.A. E.S.P.- EPSA hizo una descarga ilegal de lodos de una de sus represas sobre el Río Anchicayá. Según estimados de EPSA, la descarga fue de aproximadamente 500.000 metros cúbicos de lodo. Este derrame ocasionado por EPSA en el Anchicayá causo una serie de perjuicios materiales e inmateriales a lo largo de aproximadamente 60km a ambos lados del río afectando a 15 comunidades. Este derrame no solo afectó a la comunidad en el momento del derrame inicial, si no que ha venido afectando a la comunidad desde ese entonces.

La comunidad negra del río Anchicayá ocupa su territorio ancestral y los habitantes de esta zona han trabajado para mantener su cultura y tradiciones desarrollando culturas, modos de vida y economías completamente dependientes y vinculadas al río. La existencia e integrad del río es parte de la identidad de estas comunidades.

La dignidad del río se convirtió en la dignidad del pueblo afrodescendiente de la comunidad del Río Anchicayá, esta catástrofe ambiental ha generado graves impactos físicos, bióticos y sociales sobre este ecosistema y la comunidad que depende de él. Además de los daños económicos que afectaron a las comunidades de la región, además hubo un serio perjuicio inmaterial.

Tras la apertura de las compuertas del Embalse, miles de personas en condiciones de extrema vulnerabilidad y con serias desventajas estructurales, pertenecientes a las comunidades afrodescendientes, se vieron afectadas por las malas prácticas de la Empresa de Energía del Pacifico S.A. E.S.P. EPSA; incurriendo en graves violaciones a los Derechos Humanos, a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales y que, como lo señala la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH-; son derechos básicos para que toda persona pueda vivir con dignidad.

La atarraya o red de pesca, lleva en sus hilos la dignidad del pueblo anchicahueño, el 26 de junio de 2001, ocho (8) Consejos Comunitarios del corregimiento No. 8 del municipio de Buenaventura, mediante un oficio dirigido al Ministerio de Medio Ambiente dieron a conocer este desastre ambiental. Sin embargo, el Estado colombiano no ha hecho cumplir la sanción, impidiendo implementar los programas de sustitución alimentaria, de fomento piscícola, y de asistencia agropecuaria, contenidos en la resolución, para mitigar, corregir o compensar los impactos causados.

Es así, como el caso de la Comunidad Afrodescendiente del Río Anchicayá llega a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH- en el año 2005, por medio de la petición P-792-06. En el año 2018 la CIDH, decidió abrir el caso con el numero 13.166 y se espera la admisibilidad y el fondo del asunto.

Teniendo en cuenta el especial vínculo entre el cambio climático, la ocurrencia de desastres ambientales y la garantía de los derechos humanos, incluyendo la generación del desplazamiento forzado de personas y el aumento de la desigualdad y de la pobreza, las comunidades afrodescendientes y ribereñas del río Anchicayá, continúan después de 21 años de ocurrido el desastre, solicitando al Estado colombiano, que sea una prioridad la restauración del medio ambiente, y como consecuencia se pueda asegurar la independencia y auto eficiencia de las comunidades afectadas y la reparación integral de los derechos que fueron vulnerados.

Este documento amplia los derechos que se han vulnerado de las Comunidades Afrocolombianas del Río Anchicayá, entre ellos: el de la consulta previa, libre e informada, el derecho a un medio ambiente sano; a la salud, y sobretodo a el derecho al debido proceso, protección y garantías judiciales.

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No puedo deja pasar este momento, para expresar mis agradecimientos, a la comunidad del Consejo Comunitario Mayor del Río Anchicayá, a los líderes Silvano Caicedo y Jorge Histon Segura, al apoderado de las víctimas de las comunidades, abogado en el exilio, Germán Ospina. Mi agradecimiento al colectivo colombo francés Human Conet, quienes vienen acompañando a las comunidades desde el territorio y a la fotógrafa Miyer Juana por retratar los rostros de la dignidad del Río Anchicayá.

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