La decrepitud y la pésima actitud del antagonista

Ahí está el hueco y la coladera, por donde huyen despavoridos los que en su momento le dieron el respaldo el 29 de mayo pasado, a una persona que nada propone, que le dictan todo, que tiene, según dicen las buenas lenguas, el mismo asesor de imagen de Trump, quizá traído por lo más recalcitrante de la derecha extrema colombiana. ¡Sí correcto!, esa misma que según su progenitor, ordenó a sus huestes en los “miamis”, a votar con frenesí por el copetudo de por allá. Esa huecamenta abierta se llama machismo, antifeminismo, antidiversidad y antes de todo, aporofobia, es decir el odio a los menos protegidos en este país, a nuestros compatriotas con bajos ingresos, a las madres cabezas de hogar sin amparo, a nuestros viejitos queridos que no tienen dónde guarecerse, a los niños que no saben qué pasa. Esa es la vena que les duele pero bastante… Los vieran cómo saltan cuando les pongo un pantallazo donde recibimos el apoyo de una mujer, de una trabajadora, de una comprometida digna que avizora el mejor de todos los rumbos de este país nuestro.

No saben qué hacer ni que inventar para detener el chorro de féminas que se les escapa por las coladeras y los orificios de esa estructura mental putrefacta. El decrépito de marras no es que no sepa argumentar, sino que todo se lo dictan. Esa charlatanería comprometiendo a valores tan sagrados como la Virgen María y nuestras mujeres que tienen que hacer de todo por llevar el pan a la mesa, le desfavorece. Esas burlas contra el pobre mísero, que arriesga todos sus ahorritos con tal de comprar un lote y no le cumplan, eso no tiene perdón de Dios. Cargando contra los policías porque se pensionan temprano sin importarle sus sacrificios y arremetiendo contra sus contradictores a punta de vulgaridades, son destellos del desastre que nos promete. Hay muchos ejemplos más, pero lo cierto es que con este tipo, habrán cosas peores a todo lo pésimo que nos ha pasado. Por tanto mujeres dignas, amas de casa, progresistas de todas las raigambres: ahí está ese hueco descomunal: es ese machismo desaforado que destila por su piel camaleónica. Nadie le va a creer así presente excusas, o rezándole a un santo, o un cura distraído dándole la bendición. Hay que caerle con todo, tenemos que hacer valer la condición de nuestras mujeres dignísimas, este machoide de vieja data, ramplón, misógino y descosido, no puede tener nunca una oportunidad en estos ámbitos.

Sin dudas, esta estrategia será más efectiva en las zonas donde el decrépito mental ha tenido más apoyo. Toquémosle la fibra a nuestras féminas en esas regiones. Llamémosle la atención con videos de ellas mismas donde seamos más explícitos de lo que viven, condicionadas como amas de casa y sin amparos o coberturas de ninguna clase. Cualquiera madre cabeza de hogar, con hijos a cargo, jamás de los jamases desechará la oportunidad de una asistencia en metálico para criar como debe ser a sus hijos, tampoco renegará el servicio médico casa a casa, la mejor escolaridad y educación para sus retoñitos. Allí hay más de un millón de votos de mujeres dignas, que le podemos arrancar a este tarado mental, en las zonas donde influencia. En un 90%, a un machoide advenedizo como ese, lo siguen los machos. Las mujeres siempre recordarán el maltrato, las malas palabras, los golpes, las llegadas con borracheras escandalosas, la bajeza con que siempre han sido maltratadas. No bajemos la guardia y démosle apoyo, recabemos las expresiones sinceras de quejas de ellas y al tiempo, démosle vigencia a las políticas con las cuales vamos a subsanar esas deudas pendientes, con toda esa población importante y creadora.

El decrépito jamás se retractará porque eso no está dentro de su ADN intrínseco. Además, dudo que sepa vocalizar ese verbo y menos conozca su significado. No vean los noticieros, no le presten atención a todas esas mañas de encuestas y gráficos. Eso lo aplicaron en Ecuador y les resultó porque allá se durmieron con esa jactancia de tener votos asegurados. Acá no hay nada encajonado, no hay votos cautivos, no hay nada estático y menos apropiado. El dinamismo por convencer debe ser perenne, tenemos que seguir dialogando, los amigos de otros países debe hablar con los colombianos de allá sobre la favorabilidad de este proyecto. No está de más una cervecitas de por medio cuando les hablemos. Correcto, hay que meterse la mano al bolsillo, no hay de otra… Pero son esas féminas las que van a cambiar el balance, son ellas las que tienen el poder revolvedor de esta apuesta. Allí está el macho desabrido, el monstruo devora niños, el golpeador de marras. Aquí están ellas señalando el tremendo hueco por donde quieren escapársele. Brindémosle la ayuda para que esta Colombia renazca y sea el terruño donde quepamos todos. ¡VAMOS A GANAR, ÁNIMO!.

Por Víctor Hugo Marenco Boekhoudt

Ingeniero Geominero, MSc, Consultor, Especialista en Geomorfología, Suelos y Estabilidad de Terrenos, Opinador y Columnista