Foto por Víctor De CurreaLugo
Colombia palpita en su juventud maltratada, marginada y excluida; somos hoy testigos de una sociedad que no va más, que inició un proceso de cambio y que no va a retroceder.
Son demasiados ya los diagnósticos sobre la sociedad colombiana, pareciera que fuese el deleite de las y los privilegiados, ver la extrema miseria de una gran parte de la sociedad para llenar sus tesis universitarias y alimentar burócratas que no se interesan a lo humano, para presentarse en Foros y crear fundaciones, esa perversidad que llaman caridad y que es usada para lavar conciencias y mostrar como trofeos las migajas ofrecidas al harapiento.
La negación de los derechos básicos, la ausencia de democracia, la profunda corrupción, la negación de los atropellos, el crimen como herramienta de gobierno; son tal vez algunos de los síntomas de esa Colombia fétida que se sostiene sobre el dolor y el sufrimiento de millones de seres humanos. Hoy es indecente hacer diagnósticos y creer tener formulas mágicas.
Esta es una profunda e irreversible crisis de una civilización y hoy esa marea humana llena de sensibilidad y de ganas de vivir decentemente salió a las calles y veredas, esa es la Colombia real, la Colombia de la gente que inició el profundo cambio de una sociedad anquilosada y siempre violenta, dominada por la ambición sin escrúpulos.
Frente a estos hechos solo se puede tener la decencia de ponerse al servicio de quienes protestan, cada una y cada uno de ellos merecen nuestra admiración y respeto. En nuestra Colombia hermosa, los humildes se rebelan y cada hombre y cada mujer que tenga un mínimo de humanidad debe colocarse de ese lado, del lado del cambio y del lado de los sencillos.
La nueva historia se comenzó a escribir, la nueva sociedad está naciendo; con todas sus aspiraciones y todos sus reclamos intactos, basta escuchar a cualquier joven que manifiesta para darse cuenta que entienden muy bien el país y que sí saben de verdad por qué están luchando, con más claridad que cualquier déspota ilustrado o que cualquier oportunista del movimiento social.
No más dudas, toda la solidaridad posible, todo el apoyo a quienes manifiestan, ellas y ellos deben ser la nueva Colombia, ninguna otra ni ningún otro puede usurparles ese derecho construido con sangre. El tirano será juzgado, es más, ya comienza a serlo cuando es detestado y señalado por todo un pueblo, sus cómplices ya viven el resultado de servir a la corrupción y al genocidio, ellas y ellos mismos saben lo que son, solamente otros criminales. Esas manos manchadas de sangre de nuestro pueblo no podrán ser nunca limpiadas, la historia ya lo está mostrando al mundo; son criminales quienes usurpan el estado colombiano.
Muchas generaciones fueron sacrificadas, muchas vidas valiosas fueron arrebatadas por osar enfrentarse a los tiranos que han dominado nuestra patria ; en homenaje a tantas ausencias, la joven generación de este 2021 está mostrando la valides de tantas luchas, esta juventud escribe con sus raíces las hermosas poesías de libertad y cierran la boca de los malditos poderosos que nunca creyeron que se levantaría nuestro pueblo, mientras solo regocijaban en sus clubes por la eterna sumisión de los de abajo y sin vergüenza alguna jugaban a su democracia de fachada. Hoy la real democracia se está viviendo en nuestros barrios populares, al rededor de las sopas comunitarias; en la solidaridad entre vecinos que nada tienen que perder y solo tienen todo por ganar.
Colombia estoy estremecido de ver tu valiente pueblo enfrentarse al monstruo gobernante; nunca antes sentí orgullo por una bandera nacional, pero hoy tu maravillosa gente me hace sentir profunda admiración y deseo de estar a su lado, en la línea que sea necesario o útil.
Los pueblos del mundo nos miran con admiración y casi con envidia por esa hermosa determinación para luchar, nos admiran por ser capaces de entregarlo todo de sí para el disfrute colectivo. ¡Vamos! movilicémonos! hoy más que siempre, pongamos toda la solidaridad para esta hermosa lucha, nuestras victimas exigen que así sea.
Gustavo Rojas
Profesor y facilitador de procesos sociales.