Reivindicando a Lucas

Continúan intentando legitimar el hecho atroz que se cometió en contra de Lucas Villa durante el paro nacional en pleno gobierno Duque.

Si en Colombia no existe la pena de muerte y nadie es culpable hasta que se demuestre lo contarío, no podemos permitir que manchen su nombre.

A Lucas Villa, cuya voz fue silenciada por sicarios en Pereira en el marco de las protestas durante el paro nacional de 2021, lo conocimos a través de las redes sociales como un jóven pacifíco que bailaba y saltaba entre la multitud. Las calles, los barandales y las escalinatas se convirtieron en el escenario para sus saltos de protesta y reivindicaciones por la vida y los derechos de los menospreciados por un Estado represivo e injusto. Siempre jovial y amistoso, lo vimos haciendo pedagogía o simplemente gritando arengas pacíficamente. Un vídeo que lo muestra dándole la mano a policías de una barrera antidisturbios y su grito, «nos están matando en Colombia», le dieron la vuelta al mundo.

Lastimosamente, Lucas resaltó demasiado entre la multitud, fue señalado como el enemigo interno a perseguir y terminaron alejándolo violentamente para siempre de las calles. Hoy tres años más tarde existen más interrograntes que respuestas ante su vil asesinato. ¿Por qué la policía no quiso hacerse presente en el lugar de los hechos ¿Cómo tuvieron los sicarios acceso a un láser de color morado, un arma especializada de imposible adquisición para la delincuencia común? ¿Por qué en la clínica restringieron la entrada a la familia mientras Lucas aún vivía, pero después de su fallecimiento se les facilitó sin problemas el acceso a su habitación? ¿Por qué un médico dio un informe esperanzador sobre Lucas y un día después al cambiar el médico, también cambió el diagnóstico?

El representante legal de la alcadía de Pereira culpa sin pruebas a Lucas de su propio asesinato al acusarlo de tráficar estupefacientes, como informa la revista Vorágine en un artículo de Nicolás Sánchez Arévalo (link). Revictimizar a las víctimas: táctiva vil que se utilizaba ya en el anterior gobierno. Durante las protestas el exalcalde de la capital risaraldense, Carlos Maya, le dio vía libre a los «pereiranos de bien» para que salieran a defender la ciudad , lo que a su vez significó una patente de corso para las bandas delincuenciales, nos relatan en Palabras Mayores en una entrevista a Sidssy (link), una de las hermanas de Lucas. ¿Nos encontramos quizás ante un crímen de Estado y de lesa humanidad? (link). Con la llegada de una nueva Fiscal general, crece la esperanza de que pronto tengamos respuestas y se haga justicia.

Mientras tanto tenemos que reivindicar a las personas que pusieron su vida, por la paz de nuestro país. Todos vimos a través de las imágenes en la red, de la materia que estaba hecho Lucas Villa, de la misma que se hacen los sueños, de aquel que va

buscando siluetas,

o algo semejante, 

que fuera adorable,

por lo menos querible, besable,

amable“…

como dice su canción favorita, «El elegido» de Silvio Rodríguez. (Link) Ojalá en tu viaje… de planeta en planeta“ encuentres la galaxia“ acertada donde reine la justicia social que te negaron en los reinos de la tierra. Hasta siempre, Lucas.


«¿Cómo no salir a marchar, a protestar mañana 5 de mayo? Toca asumir y si toca irse, toca irse. Toca enfrentar eso. Ojalá el espíritu nos guíe y nos cuide para crear un mundo nuevo«. (palabras de Lucas a la víspera del atentado que acabó con su vida) (link)

Ilustración: Facebook de Sidssy Uribe Vásquez (hermana de Lucas Villa)

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